Fondare 488 Risultati per: muerte

  • El que golpee a su padre o a su madre será castigado con la muerte. (Exodo 21, 15)

  • El que rapte a un hombre, sea que lo haya vendido o que se lo encuentre en su poder, será castigado con la muerte. (Exodo 21, 16)

  • El que maldiga a su padre o a su madre será castigado con la muerte. (Exodo 21, 17)

  • Pero si el buey solía embestir, y su dueño, aunque advertido oportunamente, no lo vigiló, en el caso de que ese buey mate a un hombre o a una mujer, será muerto a pedradas, y su dueño también será castigado con la muerte. (Exodo 21, 29)

  • Si el buey de un hombre embiste al buey de otro hombre, ocasionándole la muerte, venderán el buey vivo y se repartirán el importe; e igualmente se repartirán el animal muerto. (Exodo 21, 35)

  • Si el ladrón, sorprendido en el momento de forzar una casa, es herido de muerte, no hay delito de homicidio. (Exodo 22, 1)

  • El que tenga trato sexual con una bestia será castigado con la muerte. (Exodo 22, 18)

  • Observarán el sábado, porque es sagrado para ustedes. El que lo profane, será castigado con la muerte. Sí, todo el que haga algún trabajo ese día será excluido de su pueblo. (Exodo 31, 14)

  • Durante seis días se trabajará, pero el séptimo será un día de descanso solemne, consagrado al Señor. El que trabaje en sábado será castigado con la muerte. (Exodo 31, 15)

  • Durante seis días se trabajará, pero el séptimo día será para ustedes una cosa sagrada, un día de descanso solemne en honor del Señor. El que trabaje ese día será castigado con la muerte. (Exodo 35, 2)

  • El Señor habló a Moisés después de la muerte de los dos hijos de Aarón, que murieron al presentarse delante del Señor. (Levítico 16, 1)

  • Si un hombre tiene relaciones sexuales con una esclava reservada a otro hombre, pero que no ha sido rescatada ni puesta en libertad, se pagará una indemnización; ellos no serán castigados con la pena de muerte, porque la mujer no es libre. (Levítico 19, 20)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina