Fondare 18 Risultati per: Mirra

  • Y se pusieron a comer. Alzando los ojos, divisaron una caravana de ismaelitas que venían de Galaad. Sus camellos iban cargados de aromas, bálsamo y mirra, que llevaban a Egipto. (Génesis 37, 25)

  • Israel, su padre, les dijo: "Ya que así tiene que ser, hacedlo; tomad en vuestro equipaje de lo mejor de la tierra y llevádselo a aquel hombre como regalo: bálsamo y miel, aromas y mirra, nueces y almendras. (Génesis 43, 11)

  • "Procúrate aromas: seis kilos de mirra pura; la mitad, o sea tres, de cinamomo aromático, y otros tres de caña aromática; (Exodo 30, 23)

  • Cada joven debía presentarse por turno al rey Asuero, pasados los doce meses exigidos por el tratamiento de belleza: seis meses para untarse con aceite de mirra, y otros seis con bálsamo y cosméticos. (Ester 2, 12)

  • Mirra, áloe y acacia rezuman tus vestidos, en el salón de los marfiles música de arpas te recrea. (Salmos 45, 9)

  • he perfumado mi cama con mirra, áloe y cinamomo. (Proverbios 7, 17)

  • Bolsita de mirra es mi amor para mí, que reposa entre mis pechos. (Cantar 1, 13)

  • Coro: ¿Qué es eso que sube del desierto como columna de humo, perfume de mirra y de incienso y de todo aroma de perfumes? (Cantar 3, 6)

  • Mientras sopla la brisa del día y las sombras se desvanecen, iré al monte de la mirra, a la colina del incienso. (Cantar 4, 6)

  • nardo y azafrán, canela y cinamomo, con toda clase de árboles de incienso, mirra y áloe con los bálsamos más finos. (Cantar 4, 14)

  • He entrado en mi jardín, hermana mía, novia mía, he recogido mi bálsamo y mi mirra, he comido mi miel y mi panal, he bebido mi vino y mi leche. Coro: ¡Comed, amigos, y bebed, embriagaos, compañeros! (Cantar 5, 1)

  • Me levanté para abrir a mi amor, y mis manos destilaron mirra, mirra fluida mis dedos en la manilla de la cerradura. (Cantar 5, 5)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina