Fondare 102 Risultati per: amigo

  • Fueron pasando los días, y la hija de Súa, la mujer de Judá, murió. Cuando terminó el duelo por ella, Judá subió con su amigo Jirá, el adulamita, al esquileo de su ganado a Timná. (Génesis 38, 12)

  • Judá mandó el cabrito por medio de su amigo el adulamita, para recoger las prendas de mano de la mujer, pero éste no la encontró. (Génesis 38, 20)

  • Les dijo: "Cíñase cada uno la propia espada al muslo. Recorred el campamento de una punta a otra y matad cada uno a su hermano, a su amigo, a su pariente". (Exodo 32, 27)

  • Si tu hermano, tu padre o tu madre, tu hijo o tu hija, la esposa que descansa en tu regazo o tu amigo, que es otro tú, te incita en secreto a servir a otros dioses desconocidos para tus padres o para ti (Deuteronomio 13, 7)

  • David replicó: "Tu padre sabe muy bien que yo soy tu amigo y se dice: Que no lo sepa Jonatán para que no se entristezca. Pero, por la vida del Señor y por tu vida, que estoy a un paso de la muerte". (I Samuel 20, 3)

  • Entonces Saúl se encendió en cólera contra Jonatán y le dijo: "¡Hijo de mala madre! ¡Ya sabía yo que eres amigo del hijo de Jesé para tu vergüenza y para vergüenza de tu madre! (I Samuel 20, 30)

  • estoy angustiado por ti, hermano mío, Jonatán, amigo queridísimo; tu amor era para mí más dulce que el amor de mujeres. (II Samuel 1, 26)

  • Amnón tenía un amigo que se llamaba Yonadab, hijo de Simá, hermano de David. Yonadab era un hombre muy hábil. (II Samuel 13, 3)

  • Jusay, amigo de David, entró en la ciudad cuando Absalón llegaba a Jerusalén. (II Samuel 15, 37)

  • Jusay, el arquita, amigo de David, llegó junto a Absalón, y le dijo: "¡Viva el rey! ¡Viva el rey!". (II Samuel 16, 16)

  • Absalón dijo a Jusay: "¿Es éste el afecto que tienes a tu amigo? ¿Por qué no fuiste con tu amigo?". (II Samuel 16, 17)

  • Pero el sacerdote Sadoc y Benayas, hijo de Yehoyadá; el profeta Natán; Semeí, amigo de David; Reí y la cohorte de valientes de David, no estaban con Adonías. (I Reyes 1, 8)


“Há alegrias tão sublimes e dores tão profundas que não se consegue exprimir com palavras. O silêncio é o último recurso da alma, quando ela está inefavelmente feliz ou extremamente oprimida!” São Padre Pio de Pietrelcina