I Samuel, 26

La Biblia de Jerusalén

15 Dijo David a Abner: «¿No eres tú un hombre? ¿Quién como tú en Israel? ¿Por qué, pues, no has custadiado al rey tu señor? Pues uno del pueblo ha entrado para matar al rey, tu señor.




Versículos relacionados com I Samuel, 26:

1 Samuel 26 se ocupa de la segunda vez que David tiene la oportunidad de matar a Saúl, pero elige no hacerlo. Saul nuevamente persigue a David, pero esta vez David logra infiltrarse en el campamento de Saúl y llegar a donde estaba durmiendo. Incluso con la oportunidad de vengarse, David elige salvar la vida de Saúl y demuestra su fidelidad a Dios. Los versos seleccionados son:

Proverbios 24:17-18: "No es feliz cuando tu enemigo cae, ni exultó su corazón cuando tropieza, que el Señor no lo ve, y eso lo desagrada, y se desvía de él su ira". Este verso advierte sobre el peligro de regocijarse con la caída del enemigo, porque Dios debe juzgar las acciones de los hombres.

Romanos 12:19: "Amado, nunca busque vengarse, pero deja con Dios la ira, porque está escrita:" Mi es venganza; volveré ", dice el Señor". Este versículo refuerza la idea de que la venganza no es algo que los cristianos deberían buscar, sino dejar en las manos de Dios.

2 Timoteo 2:22-24: "Escape de las pasiones malvadas de la juventud y siga la justicia, la fe, el amor y la paz, junto con aquellos que invocan al Señor con un corazón puro. No discutas con nadie; sea amable con todos, En forma para enseñar, pacientes y humildes. No debemos devolver el mal con el mal, pero siempre tratar de hacer el bien.

Efesios 4:31-32: "Deshágase de toda amargura, indignación e ira, gritos y calumnias, así como toda maldad. Sea amables y compasivos el uno con el otro, perdonándose unos a otros, tal como Dios los perdonó en Cristo". Este versículo enfatiza la importancia del perdón y la bondad como virtudes cristianas.

Mateo 5:44: "Pero les digo, amo a sus enemigos y rezo por quienes los persiguen". Este versículo enseña a amar y rezar por los enemigos en lugar de vengarse o regocijarse con su caída. Es una demostración de amor por el prójimo y la obediencia a las enseñanzas de Jesús.



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