6. Hatac salió y fue a donde estaba siempre Mardoqueo, en la plaza que había delante de la puerta real.





“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina