1. Señor, tú eres mi Dios; yo te ensalzo y bendigo tu nombre, porque has realizado los designios maravillosos concebidos desde antiguo, firmes y seguros.

2. Porque has convertido la ciudad en un montón de escombros, la villa fortificada en una ruina; la ciudadela de los orgullosos ya no es una ciudad, y no será jamás reconstruida.

3. Por eso te glorifica un pueblo poderoso, la ciudad de gentes temibles te teme;

4. porque tú eres un refugio para el desvalido, un refugio para el pobre en su angustia, abrigo contra el aguacero, sombra contra el calor; pues el soplo de los tiranos es como la lluvia que azota la pared,

5. como el calor en tierra seca. Mas tú apaciguas el tumulto de los orgullosos; como el calor a la sombra de una nube, reprimes el canto de los tiranos.

6. El Señor todopoderoso brindará a todos los pueblos en esta montaña un festín de pingües manjares, un festín de vinos excelentes, de exquisitos manjares, de vinos refinados.

7. Y quitará en esta montaña el velo que tapaba a todos los pueblos, el sudario que cubría a todas las naciones:

8. destruirá para siempre la muerte. El Señor Dios secará las lágrimas de todos los rostros, y la ignominia de su pueblo la borrará de toda la tierra; porque el Señor ha hablado.

9. Aquel día se dirá: Éste es nuestro Dios, de quien esperamos que nos salve; éste es el Señor, en quien esperamos. Alegrémonos, gocémonos, porque nos ha salvado.

10. Pues la mano del Señor reposa sobre esta montaña. Moab, en cambio, es pisoteado en su sitio, como se pisa la paja en el muladar.

11. Y allí alarga sus manos, como las alarga el nadador para nadar; pero el Señor aplasta su orgullo y los esfuerzos de sus manos.

12. Tus murallas, altivas y soberbias, las destruye, las abate; por tierra las derriba.





“Nossa Senhora recebeu pela inefável bondade de Jesus a força de suportar até o fim as provações do seu amor. Que você também possa encontrar a força de perseverar com o Senhor até o Calvário!” São Padre Pio de Pietrelcina