1. ¡Ay, cómo el Señor en su ira ha cubierto de sombras a la hija de Sión! Ha precipitado del cielo a la tierra la gloria de Israel: ¡No quiere acordarse del estrado de sus pies, en el día de su ira!





“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina