Znaleziono 17 Wyniki dla: Respondi%C3%B3

  • Y me dijo el Angel de Dios en aquel sueño: "¡Jacob!" Yo respondí: "Aquí estoy." (Génesis 31, 11)

  • Me dijo: "¿Quién eres tú?" Le respondí: "Soy un amalecita." (II Samuel 1, 8)

  • y respondí al rey: «Si le place al rey y estás satisfecho de tu siervo, envíame a Judá, a la ciudad de las tumbas de mis padres, para que yo la reconstruya.» (Nehemías 2, 5)

  • Yo les respondí: «El Dios del cielo nos hará triunfar. Nosotros sus siervos, vamos a ponernos a la obra. En cuanto a vosotros, no tenéis parte ni derecho ni recuerdo en Jerusalén.» (Nehemías 2, 20)

  • Pero yo respondí: «¿Un hombre como yo va a huir? ¿Qué hombre que sea como yo entraría en el santurario para salvar su vida? No iré.» (Nehemías 6, 11)

  • Fuese, pues, Tobías a buscar a alguno de nuestros hermanos pobres, y cuando regresó me dijo: «Padre.» Le respondí: «¿Qué hay, hijo?» Contestó: «Padre, han asesinado a uno de los nuestros; le han estrangulado y le han arrojado en la plaza del mercado y aún está allí.» (Tobías 2, 3)

  • en la aflicción gritaste y te salvé. «Te respondí en el secreto del trueno, te probé junto a las aguas de Meribá. (Salmos 81, 8)

  • en orden a cumplir el juramento que hice a vuestros padres, de darles una tierra que mana leche y miel - como se cumple hoy.» Respondí y dije: ¡Amén, Yahveh! (Jeremías 11, 5)

  • Y me dijo Yahveh: «¿Qué ves, Amós?» Yo respondí: «Una plomada.» El Señor dijo: «¡He aquí que yo voy a poner plomada en medio de mi pueblo Israel, ni una más le volveré a pasar! (Amós 7, 8)

  • Y me dijo: «¿Qué ves, Amós?» Yo respondí: «Una canasta de fruta madura.» Y Yahveh me dijo: «¡Ha llegado la madurez para mi pueblo Israel, ni una más le volveré a pasar! (Amós 8, 2)

  • Y me dijo el ángel: «¿Qué ves?» Respondí: «Veo un rollo volando, de veinte codos de largo y veinte de ancho.» (Zacarías 5, 2)

  • Y respondí: "De ninguna manera, Señor; pues jamás entró en mi boca nada profano ni impuro." (Hechos 11, 8)


“A ingenuidade e’ uma virtude, mas apenas ate certo ponto; ela deve sempre ser acompanhada da prudência. A astúcia e a safadeza, por outro lado, são diabólicas e podem causar muito mal.” São Padre Pio de Pietrelcina