Znaleziono 20 Wyniki dla: Onías

  • Ya en otros tiempos Areios, vuestro rey, envió carta al sumo sacerdote Onías; una carta en la que declaraba que sois nuestros hermanos, como lo muestra la copia adjunta. (I Macabeos 12, 7)

  • Onías recibió con todos los honores al enviado y aceptó la carta, que contenía un tratado de amistad. (I Macabeos 12, 8)

  • Copia de la carta escrita a Onías: (I Macabeos 12, 19)

  • "Aerios, rey de los espartanos, a Onías, sumo sacerdote, salud. (I Macabeos 12, 20)

  • Mientras la ciudad santa gozaba de una paz completa y se observaban todas las leyes por la piedad del sumo sacerdote Onías y su odio a toda maldad, (II Macabeos 3, 1)

  • no pudiendo sobreponerse a Onías, se fue a Apolonio de Tarso, entonces gobernador de Celesiria y Fenicia, (II Macabeos 3, 5)

  • Llegaron rápidamente algunos de los de Heliodoro, y suplicaban a Onías que rogara al altísimo para que concediera la vida a aquel que se encontraba en su último aliento. (II Macabeos 3, 31)

  • Al tiempo que el sumo sacerdote ofrecía el sacrificio por el pecado, se presentaron de nuevo ante Heliodoro los mismos jóvenes, vestidos con las mismas vestiduras; se pusieron ante él y le dijeron: "Da muchas gracias a Onías, sumo sacerdote, pues por él el Señor te ha dejado con vida. (II Macabeos 3, 33)

  • Heliodoro, después de ofrecer un sacrificio al Señor y desear mucha prosperidad a aquel que le había concedido la vida, se despidió de Onías y se volvió con sus tropas a la corte del rey. (II Macabeos 3, 35)

  • El tal Simón, delatador de los tesoros y traidor a la patria, calumniaba a Onías, como si hubiera sido el instigador contra Heliodoro y causa de sus males. (II Macabeos 4, 1)

  • Onías, viendo el peligro de la discordia y la insensatez de Apolonio, jefe de Celesiria y Fenicia, que apoyaba la maldad de Simón, se fue a ver al rey, (II Macabeos 4, 4)

  • Seleuco murió, y le sucedió en el trono Antíoco, por sobrenombre Epífanes. Jasón, hermano de Onías, ambicionaba el sumo sacerdocio, (II Macabeos 4, 7)


“Que Maria seja toda a razão da sua existência e o guie ao porto seguro da eterna salvação. Que Ela lhe sirva de doce modelo e inspiração na virtude da santa humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina