1. ¡Aleluya! ¡Alaba a Yahveh, alma mía!

2. A Yahveh, mientras viva, he de alabar, mientras exista salmodiaré para mi Dios.

3. No pongáis vuestra confianza en príncipes, en un hijo de hombre, que no puede salvar;

4. su soplo exhala, a su barro retorna, y en ese día sus proyectos fenecen.

5. Feliz aquel que en el Dios de Jacob tiene su apoyo, y su esperanza en Yahveh su Dios,

6. que hizo los cielos y la tierra, el mar y cuanto en ellos hay; que guarda por siempre lealtad,

7. hace justicia a los oprimidos, da el pan a los hambrientos, Yahveh suelta a los encadenados.

8. Yahveh abre los ojos a los ciegos, Yahveh a los encorvados endereza, Ama Yahveh a los justos,

9. Yahveh protege al forastero, a la viuda y al huérfano sostiene. mas el camino de los impíos tuerce;

10. Yahveh reina para siempre, tu Dios, Sión, de edad en edad.





“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina