19. Cuando Moisés terminó de proclamar ante el pueblo todas las ordenanzas de la Ley, tomó sangre de terneros y de chivos, la mezcló con agua, lana roja e hisopo y roció el propio libro del testamento y al pueblo, diciendo:





“O santo silêncio nos permite ouvir mais claramente a voz de Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina