Sirácides (Eclesiástico), 36

Biblia Latinoamericana

1 Ten piedad de nosotros, Señor, Dios de todas las cosas y míranos, y derrama tu temor en todas las naciones.

2 ¡Alza tu mano en contra de las naciones extranjeras y haz que vean tu poder!

3 Tu les mostraste tu santidad en todo lo que nos pasó, hazles ahora ver tu grandeza actuando en medio de ellas.

4 ¡Haz que te reconozcan como nosotros te reconocimos: porque no hay otro Dios sino tú, Señor!

5 Danos nuevos signos, renueva tus maravillas, manifiesta tu gloria actuando y castigando.

6 Revive tu furor y derrama tu cólera; destruye al adversario y aplasta al enemigo.

7 Apresura el día, acuérdate de tu juramento, y que podamos contar pronto tus hazañas.

8 Que los sobrevivientes sean presa del fuego, que perezcan los opresores de tu pueblo.

9 Parte la cabeza de tus enemigos, de sus jefes que dicen: "¡No hay más que nosotros!"

10 Reúne a todas las tribus de Jacob y entrégales como al comienzo su heredad.

11 ¡Ten piedad, Señor, de este pueblo que lleva tu nombre! ¡Piedad para Israel al que consideraste como tu primogénito!

12 Ten compasión de la ciudad santa, Jerusalén, del lugar de tu descanso.

13 Repleta a Sión con el relato de tus maravillas, y a tu pueblo con tu gloria.

14 Confirma las promesas que hiciste al principio, y haz que reaparezcan las profecías en tu nombre.

15 Dales su recompensa a los que en ti esperaron, y demuestra que tus profetas decían la verdad.

16 Escucha, Señor, la oración de tus servidores, escucha a tus sacerdotes cuando dan a tu pueblo la bendición de Aarón.

17 ¡Y que todos en la tierra reconozcan que tú eres el Señor, el Dios eterno!

18 El estómago absorbe todo tipo de alimentos, pero algunos alimentos son mejores que otros.

19 Reconoces por el gusto de qué animal cazado se trata, del mismo modo el que tiene experiencia detecta las palabras mentirosas.

20 Algunos son buenos para herir, pero el hombre de experiencia sabrá responderles.

21 Una mujer acepta cualquier marido, pero hay unas mujeres mejores que otras.

22 La belleza de una mujer ilumina su rostro y colma todos los deseos de un hombre.

23 Si sus palabras están impregnadas de bondad y dulzura, su marido será el hombre más feliz.

24 El que tomó una esposa comenzó a enriquecerse; tiene una ayuda semejante a él, una columna donde apoyarse.

25 Una propiedad sin cerca atrae a los ladrones: allí donde falta la mujer, se gime y se va a la ventura.

26 ¿Quién confiará en un ladrón hábil que va de ciudad en ciudad?

27 Lo mismo ocurre con aquel que no tiene donde cobijarse y que se detiene donde lo sorprende la noche.




Versículos relacionados com Sirácides (Eclesiástico), 36:

El Capítulo 36 del libro eclesiástico comienza con una oración del autor que le pide a Dios que lo escuche y lo ayude en su necesidad. Luego habla sobre la importancia de la humildad y el perdón, diciendo que Dios se acerca a aquellos que son humildes y perdonados. El capítulo termina con el autor pidiendo a Dios que bendiga a su pueblo y que lo proteja de los que lo oprimen. Los siguientes son cinco versículos relacionados con los temas cubiertos en Eclesiástico 36:

Proverbios 15:33: "El miedo al Señor es la instrucción de la sabiduría; y la humildad precede al honor". Este versículo destaca la importancia de la humildad, que es un tema eclesiástico central 36.

Colosenses 3:13: "Al soportar unos a otros y perdonándose unos a otros, si alguien tiene una queja contra otro; como Cristo te perdonó, tú también". Este versículo habla sobre la importancia del perdón, otro tema destacado en Eclesiástico 36.

Salmo 102:17: "Él prestará atención a la oración de la impotencia y no despreciará su oración". Así como el autor de Eclesiástico le pide a Dios que escuche su oración, este versículo señala que Dios siempre escucha la oración de los indefensos.

Salmo 68:5: "Padre de los huérfanos y juez de viudas es Dios en su lugar sagrado". Este versículo destaca la preocupación de Dios con aquellos que están oprimidos, un tema abordado por el autor de EclesiAstical 36.

1 Pedro 5:7: "Al presentarle toda tu ansiedad, porque él te cuida". Este versículo destaca la confianza de que el autor de los depósitos eclesiásticos en Dios y la solicitud de Dios para cuidar a su pueblo.





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