Encontrados 109 resultados para: Abraham y Sara

  • Entonces los devolveré al país que con juramento prometí a sus padres, Abraham, Isaac y Jacob, y lo poseerán; ahí los multiplicaré y ya no serán disminuidos; (Baruc 2, 34)

  • No nos retires tu misericordia, por Abraham, tu amigo, por Isaac, tu siervo, por Israel, tu santo, (Daniel 3, 35)

  • Concede a Jacob tu fidelidad, a Abraham tu misericordia, como lo juraste a nuestros padres desde los días antiguos. (Miqueas 7, 20)

  • Y en cuanto a saber si los muertos resucitan, ¿no han leído en el libro de Moisés, en el capítulo de la zarza, cómo Dios le dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? (Evangelio según San Marcos 12, 26)

  • como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y a sus descendientes para siempre. (Evangelio según San Lucas 1, 55)

  • Pues juró a nuestro padre Abraham (Evangelio según San Lucas 1, 73)

  • Produzcan los frutos de una sincera conversión, pues no es el momento de decir: "Nosotros somos hijos de Abraham". Yo les aseguro que Dios puede sacar hijos de Abraham también de estas piedras. (Evangelio según San Lucas 3, 8)

  • hijo de Jacob, hijo de Isaac, hijo de Abraham, hijo de Tara, hijo de Najor, (Evangelio según San Lucas 3, 34)

  • Esta es hija de Abraham, y Satanás la mantenía atada desde hace dieciocho años; ¿no se la debía desatar precisamente en día sábado?» (Evangelio según San Lucas 13, 16)

  • Habrá llanto y rechinar de dientes cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes, en cambio, sean echados fuera. (Evangelio según San Lucas 13, 28)

  • Pues bien, murió el pobre y fue llevado por los ángeles al cielo junto a Abraham. También murió el rico, y lo sepultaron. (Evangelio según San Lucas 16, 22)

  • Estando en el infierno, en medio de los tormentos, el rico levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham y a Lázaro con él en su regazo. (Evangelio según San Lucas 16, 23)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina