Encontrados 224 resultados para: Comer

  • Tentaron a Dios en sus corazones, pidiendo de comer para sobrevivir; (Salmos 78, 18)

  • como hierba segada, mi corazón se seca y hasta me olvido de comer mi pan; (Salmos 102, 5)

  • A pesar de todo esto, muchos israelitas permanecieron firmes y resueltos a no comer alimentos impuros. (1 Macabeos 1, 62)

  • Judas Macabeo, sin embargo, y con él otros diez, se habían retirado al desierto, aceptando compartir la vida de los animales salvajes. Allí se alimentaban con puras legumbres, pues no querían comer carnes impuras. (2 Macabeos 5, 27)

  • Eleazar, uno de los principales maestros de la Ley, ya anciano y de noble aspecto, fue obligado, abriéndole la boca a la fuerza, a comer carne de cerdo. (2 Macabeos 6, 18)

  • Cuando el primero dejó de este modo la vida, trajeron al suplicio al segundo. Después de haberle arrancado la piel de la cabeza con los cabellos, le preguntaron: «¿Qué prefieres comer, carne de cerdo o ser torturado en todo tu cuerpo?» (2 Macabeos 7, 7)

  • "¡Vengan a comer mi pan y a beber mi vino que he preparado!" (Proverbios 9, 5)

  • Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Así amontonarás brasas sobre su cabeza y Yavé te lo recompensará. (Proverbios 25, 21)

  • No conviene comer demasiada miel: ¡cuidado con los honores! (Proverbios 25, 27)

  • Se levanta cuando aún es de noche para dar de comer a los de su casa. (Proverbios 31, 15)

  • Lo único que el hombre puede esperar es comer, beber y pasarlo bien. Pero he visto que también en eso está la mano de Dios. (Eclesiastés (Qohelet) 2, 24)

  • Pues ¿quién puede comer o beber si no es gracias a él? Dios da a quien quiere la sabiduría, la ciencia y la alegría; el pecador tendrá la carga de amontonar y de enriquecerse para que todo pase a manos del que agrada a Dios. También allí habrá decepción: se habrá corrido tras el viento. (Eclesiastés (Qohelet) 2, 25)


“É doce o viver e o penar para trazer benefícios aos irmãos e para tantas almas que, vertiginosamente, desejam se justificar no mal, a despeito do Bem Supremo.” São Padre Pio de Pietrelcina