Encontrados 29 resultados para: Cuerno

  • Que suene el cuerno para el primero del mes, para la luna llena, el día de nuestra fiesta. (Salmos 81, 4)

  • al son de la trompeta y del cuerno aclamen el paso del Rey, el Señor! (Salmos 98, 6)

  • Es generoso en dar a los pobres, su honradez permanece para siempre, su cuerno aumenta en gloria. (Salmos 112, 9)

  • Allí haré brotar un cuerno para David, allí pondré una lámpara para mi ungido. (Salmos 132, 17)

  • Si ve que la espada amenaza al lugar, toca el cuerno y le avisa al pueblo. (Ezequiel 33, 3)

  • Si alguien oye el sonido del cuerno y no toma en cuenta el aviso, y llega la espada y lo corta, él es responsable de su muerte. (Ezequiel 33, 4)

  • Si oyó el sonido del cuerno y no tomó en cuenta el aviso, él es responsable y el centinela que dio el aviso no tiene nada que temer. (Ezequiel 33, 5)

  • Pero si el vigía ve que amenaza la espada y no toca el cuerno, si el pueblo no es avisado y llega a matar la espada a alguien del pueblo, ese será segado debido a su pecado, pero le pediré al centinela cuenta de su sangre. (Ezequiel 33, 6)

  • Era diferente de las bestias anteriores y tenía diez cuernos. Yo estaba observando los cuernos, cuando en esto despuntó entre ellos otro cuerno pequeño, y tres de los primeros fueron arrancados para dar cabida al nuevo. Este tenía como ojos humanos y una boca que decía palabras insolentes (Daniel 7, 8)

  • Pero, mientras yo recordaba las palabras orgullosas del Cuerno con ojos y boca de hombre que había visto antes, este animal fue muerto a mi vista, y su cuerpo, destrozado y entregado al fuego. (Daniel 7, 11)

  • También quise saber lo de los diez cuernos que tenía en la cabeza, y del otro cuerno que le había salido y de los tres primeros que se le cayeron; y de este cuerno con ojos y boca que hablaba con soberbia y que parecía mayor que los otros (Daniel 7, 20)

  • Yo miré: este cuerno hacía la guerra a los santos y los iba sometiendo, (Daniel 7, 21)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina