Encontrados 40 resultados para: Cuerpos

  • Estas son las etapas de los hijos de Israel, cuando salieron de Egipto por cuerpos de ejército a las órdenes de Moisés y Aarón. (Números 33, 1)

  • Al anochecer descolgaron los cuerpos de los reyes y los arrojaron en la misma cueva donde estaban escondidos y la cerraron con piedras grandes que todavía se ven hoy allí. (Josué 10, 27)

  • David pasó revista a su ejército y puso a la cabeza jefes de mil y de cien. Luego lo dividió en tres cuerpos. (2 Samuel 18, 1)

  • También enterré a los que mató Senaquerib a su regreso de Judea, después del castigo que recibió del Rey del cielo, a causa de sus blasfemias. En su enojo, mató a muchos israelitas, y yo escondí sus cuerpos y los enterré. Senaquerib los buscó, pero no los encontró. (Tobías 1, 18)

  • Los hombres, sus esposas, sus hijos, sus ganados, los forasteros, los jornaleros y los esclavos se pusieron saco sobre sus cuerpos. (Judit 4, 10)

  • Arrojaron los cuerpos de tus siervos como carroña a las aves de rapiña y la carne de tus fieles, a las fieras. (Salmos 79, 2)

  • que ya tiene su cama entre los muertos, parecido a los cuerpos tirados en la tumba, de los cuales ya no te acuerdas, y que se han sustraído de tu mano. (Salmos 88, 6)

  • Dividió su ejército en dos cuerpos y puso a los jinetes en medio de ellos, pues la caballería de los contrarios era muy numerosa. (1 Macabeos 16, 7)

  • entonces, dividió el ejército en cuatro cuerpos. Al frente de cada uno, puso a sus hermanos: Simón, José y Jonatán, con mil quinientos hombres cada uno. (2 Macabeos 8, 22)

  • Al día siguiente buscaron a Judas para ir a recoger los cuerpos de los muertos y a sepultarlos con los suyos en los sepulcros de sus padres. (2 Macabeos 12, 39)

  • Ella se tragó a sus enemigos, para luego echar sus cuerpos a lo más profundo del mar. (Sabiduría 10, 19)

  • Sus cuerpos fueron enterrados en la paz, pero su nombre está vivo por todas las generaciones. (Sirácides (Eclesiástico) 44, 14)


“Que o Espírito Santo guie a sua inteligência, faça-o descobrir a verdade escondida na Sagrada Escritura e inflame a sua vontade para praticá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina