Encontrados 4275 resultados para: Espíritu de Dios

  • El que tenga oídos, escuche este mensaje del Espíritu a las Iglesias. (Apocalipsis 3, 6)

  • Al vencedor lo pondré como columna en el Templo de mi Dios, de donde nadie lo sacará. Grabaré en él el nombre de mi Dios, el nombre de la ciudad que baja del cielo, la nueva Jerusalén que viene de Dios, y mi nombre nuevo. (Apocalipsis 3, 12)

  • El que tenga oídos, oiga este mensaje del Espíritu a las Iglesias. (Apocalipsis 3, 13)

  • Escribe al ángel de la Iglesia de Laodicea: Así habla el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios. (Apocalipsis 3, 14)

  • El que tenga oídos, oiga este mensaje del Espíritu a las Iglesias. (Apocalipsis 3, 22)

  • En ese mismo momento me tomó el Espíritu: vi un trono colocado en el cielo, y uno sentado en el trono. (Apocalipsis 4, 2)

  • Del trono salen relámpagos, voces y truenos. Ante el trono arden siete antorchas, que son los siete espíritus de Dios. (Apocalipsis 4, 5)

  • Cada uno de los cuatro Seres Vivientes tiene seis alas llenas de ojos alrededor y por dentro, y no cesan de repetir día y noche: Santo, santo, santo, es el Señor Dios, el Todopoderoso, Aquel que era, que es y que viene. (Apocalipsis 4, 8)

  • Vuelvan a ti, Señor y Dios nuestro, la gloria, el honor y el poder, pues tú lo mereces. Tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas. (Apocalipsis 4, 11)

  • Entonces vi esto: entre el trono con sus cuatro Seres Vivientes y los veinticuatro ancianos un Cordero estaba de pie, a pesar de haber sido sacrificado. Tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete espíritus de Dios enviados a toda la tierra. (Apocalipsis 5, 6)

  • Y cantaban este cántico nuevo: Eres digno de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque fuiste degollado y con tu sangre compraste para Dios hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación. (Apocalipsis 5, 9)

  • Los hiciste reino y sacerdotes para nuestro Dios, y reinarán sobre la tierra. (Apocalipsis 5, 10)


“Uma só coisa é necessária: estar perto de Jesus”. São Padre Pio de Pietrelcina