Encontrados 15 resultados para: Hemán

  • Los hijos de Lotán fueron: Hori y Hemán. Tamna era hermana de este mismo Lotán. (Génesis 36, 22)

  • Fue el más sabio de los hombres, más que Etán el ezraíta; que Hemán, Calcol y Dardá, hijos de Majol; su fama se extendió por todos los pueblos vecinos. (1 Reyes 4, 31)

  • Hijos de Zéraj: Zimrí, Hetán, Hemán, Calcol y Darda, en total cinco. (1 Crónicas 2, 6)

  • Estos son los que ejercían ese ministerio con sus hijos: De los hijos de Quehat: Hemán, el cantor, hijo de Joel, hijo de Samuel, (1 Crónicas 6, 18)

  • Los levitas designaron a Hemán, hijo de Joel; y de sus hermanos, a Asaf, hijo de Berekías; y de los hijos de Merarí, hermanos suyos, a Etán, hijo de Quisaías. (1 Crónicas 15, 17)

  • Los cantores Heman, Asaf y Etam hacían resonar címbalos de bronce. (1 Crónicas 15, 19)

  • Con ellos estaban Hemán y Jedutún, y el resto de los hombres escogidos y señalados cada cual por su nombre para alabar a Yavé, y cantar: «Porque es eterna su misericordia.» (1 Crónicas 16, 41)

  • Y con estos Hemán y Jedutún había trompetas, címbalos e instrumentos para los cánticos de Dios. Los hijos de Jedutún permanecían a la puerta. (1 Crónicas 16, 42)

  • David y los jefes del ejército separaron para el servicio a los hijos de Asaf, Hemán y Jedutún, que profetizaban acompañándose con cítaras, salterios y címbalos. Este es el número de personas que se encargaban de este servicio: (1 Crónicas 25, 1)

  • De Hemán: Los hijos de Hemán: Buguías, Matanías, Uziel, Sebuel, Jerimot, Jamanías, Jamaní, Eliatá, Guidalti, Romamtí-Ezer, Yosbecasa, Malotí, Hotir, Majaziot. (1 Crónicas 25, 4)

  • Todos éstos eran hijos de Hemán, profeta del rey, que debía hacer sonar la trompa cuando llegaba la palabra de Yavé. Dios había dado a Hemán catorce hijos y tres hijas. (1 Crónicas 25, 5)

  • Todos ellos se hallaban bajo la dirección de su padre para el canto de la Casa de Yavé, con címbalos, salterios y cítaras al servicio de la Casa de Yavé, siguiendo las indicaciones del rey, de Asaf, Jedutún y Hemán. (1 Crónicas 25, 6)


“A sua casa deve ser uma escada para o Céu”. São Padre Pio de Pietrelcina