Encontrados 24 resultados para: Lloren

  • Lloren por él todos ustedes, sus vecinos, ustedes, que conocían su fama. Digan: «¿Cómo ha sido roto este bastón tan firme, esta vara tan preciosa?» (Jeremías 48, 17)

  • ¡Quéjate, Jesbón, porque Ar ha sido destruida. Griten, hijas de Rabbá! ¡Vístanse con sacos, lloren, anden llenas de cortaduras en el cuerpo! Pues Melcom parte al destierro, junto con sus sacerdotes y príncipes. (Jeremías 49, 3)

  • De repente ha caído Babilonia y se ha hecho pedazos; ¡lloren por ella! Vayan a buscar pomada para su mal, a lo mejor se cura. (Jeremías 51, 8)

  • Despierten, borrachos, y lloren; giman todos los bebedores de vino porque se nos quitó de la boca el vino nuevo. (Joel 1, 5)

  • Pónganse su cinturón, sacerdotes, y laméntense. Lloren, ministros del Señor. Vengan a pasar la noche cubiertos de saco, ministros de mi Dios. Ya no se ven ofrendas ni vino en la casa de su Dios. (Joel 1, 13)

  • En el patio del santuario lloren los sacerdotes ministros de Yavé y digan: «¡Yavé, perdona a tu pueblo, y no lo entregues al desprecio y a la burla de las naciones! ¿Acaso permitirás que los paganos digan: Dónde está su Dios?» (Joel 2, 17)

  • No lo anuncien en Gat ni lloren por ello en Aco. Los de Betlefrá, revuélquense en el polvo. (Miqueas 1, 10)

  • Los demás se lamentaban y lloraban en voz alta, pero Jesús les dijo: «No lloren; la niña no está muerta, sino dormida.» (Evangelio según San Lucas 8, 52)

  • Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloren por mí. Lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos. (Evangelio según San Lucas 23, 28)

  • Alégrense con los que están alegres, lloren con los que lloran. (Carta a los Romanos 12, 15)

  • Reconozcan su miseria, laméntenla y lloren. Lo que les conviene es llanto y no risa, tristeza y no alegría. (Carta de Santiago 4, 9)

  • Ahora les toca a los ricos: lloren y laméntense porque les han venido encima desgracias. (Carta de Santiago 5, 1)


“Caminhe com alegria e com o coração o mais sincero e aberto que puder. E quando não conseguir manter esta santa alegria, ao menos não perca nunca o valor e a confiança em Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina