Encontrados 61 resultados para: Muchacho

  • Yo exclamé: «Ay, Señor, Yavé, ¡cómo podría hablar yo, que soy un muchacho!» (Jeremías 1, 6)

  • Y Yavé me contestó: «No me digas que eres un muchacho. Irás adondequiera que te envíe, y proclamarás todo lo que yo te mande. (Jeremías 1, 7)

  • Contigo golpeé a hombres y mujeres, al viejo y al muchacho, al joven y a la doncella. (Jeremías 51, 22)

  • «Señor, mi muchacho está en cama, totalmente paralizado, y sufre terriblemente.» (Evangelio según San Mateo 8, 6)

  • Luego Jesús dijo al capitán: «Vete a casa, hágase todo como has creído.» Y en ese mismo momento el muchacho quedó sanó. (Evangelio según San Mateo 8, 13)

  • Les respondió: «¡Qué generación tan incrédula! ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganme al muchacho.» (Evangelio según San Marcos 9, 19)

  • Y se lo llevaron. Apenas vio a Jesús, el espíritu sacudió violentamente al muchacho; cayó al suelo y se revolcaba echando espuma por la boca. (Evangelio según San Marcos 9, 20)

  • Cuando Jesús vio que se amontonaba la gente, dijo al espíritu malo: «Espíritu sordo y mudo, yo te lo ordeno: sal del muchacho y no vuelvas a entrar en él.» (Evangelio según San Marcos 9, 25)

  • El espíritu malo gritó y sacudió violentamente al niño; después, dando un terrible chillido, se fue. El muchacho quedó como muerto, tanto que muchos decían que estaba muerto. (Evangelio según San Marcos 9, 26)

  • Pero Jesús lo tomó de la mano y le ayudó a levantarse, y el muchacho se puso de pie. (Evangelio según San Marcos 9, 27)

  • De pronto un hombre de entre ellos empezó a gritar: «Maestro, te lo suplico, mira a este muchacho, el único hijo que tengo. (Evangelio según San Lucas 9, 38)

  • Trae acá a tu hijo.» Cuando el muchacho se acercaba, el demonio lo arrojó al suelo con violentas sacudidas. Pero Jesús habló al espíritu malo en tono dominante, curó al muchacho y se lo devolvió a su padre. (Evangelio según San Lucas 9, 42)


“Se você fala das próprias virtudes para se exibir ou para vã ostentação perde todo o mérito.” São Padre Pio de Pietrelcina