Encontrados 178 resultados para: Murió

  • Murió al fin de una vejez dichosa, lleno de días, de riquezas y gloria; y le sucedió en el trono su hijo Salomón. (1 Crónicas 29, 28)

  • El rey Roboam envió a Adoram, que estaba al frente de los trabajos del rey, pero los hijos de Israel lo mataron a pedradas y murió. (2 Crónicas 10, 18)

  • Jeroboam ya no pudo restablecerse en los días de Abías, pues Yavé lo hirió y murió. (2 Crónicas 13, 20)

  • Murió Asá el año cuarenta y uno de su reinado (2 Crónicas 16, 13)

  • Pero el combate se puso más duro, de modo que tuvieron que sostener al rey en pie en su carro de guerra frente a los arameos hasta la tarde; a la caída del sol, murió. (2 Crónicas 18, 34)

  • Cuando Josafat murió lo sepultaron con sus padres en la ciudad de David y su hijo Joram lo sucedió. (2 Crónicas 21, 1)

  • y al cabo de un tiempo, al fin del segundo año, se le salieron las entrañas y murió en medio de terribles dolores. El pueblo no quemó perfumes por él, como lo había hecho por su padre. (2 Crónicas 21, 19)

  • Envejeció y murió colmado de días. Tenía ciento treinta años cuando murió. (2 Crónicas 24, 15)

  • Murió y lo sepultaron en la subida de los sepulcros de los hijos de David; y todo Judá y los habitantes de Jerusalén le rindieron honores a su muerte. En su lugar reinó su hijo Manasés. (2 Crónicas 32, 33)

  • Sus servidores lo sacaron del carro y, pasándolo a otro carro que tenía, lo llevaron a Jerusalén, donde murió. Fue sepultado en los sepulcros de sus padres y todo Judá y Jerusalén hicieron duelo por Josías. (2 Crónicas 35, 24)

  • Tobit murió en paz a la edad de ciento doce años y fue sepultado dignamente en Nínive. Tenía sesenta y dos años cuando quedó ciego; después de recuperar la vista vivió feliz, practicó la limosna, alabó siempre a Dios y proclamó sus grandezas. (Tobías 14, 2)

  • Vean ustedes adónde lToba la limosna, y adónde la injusticia: a la muerte. Pero siento que me falta aliento.» Lo tendieron en la cama y murió. Se le dio honrosa sepultura. (Tobías 14, 11)


“O mal não se vence com o mal, mas com o bem, que tem em si uma força sobrenatural.” São Padre Pio de Pietrelcina