Encontrados 170 resultados para: Pedro

  • y Simón Pedro le hizo señas para que le preguntara de quién hablaba. (Evangelio según San Juan 13, 24)

  • Simón Pedro le preguntó: «Señor, ¿adónde vas?» Jesús le respondió: «Adonde yo voy no puedes seguirme ahora, pero me seguirás más tarde.» (Evangelio según San Juan 13, 36)

  • Pedro le dijo: «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Estoy dispuesto a dar mi vida por ti.» (Evangelio según San Juan 13, 37)

  • Simón Pedro tenía una espada, la sacó e hirió a Malco, siervo del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. (Evangelio según San Juan 18, 10)

  • Jesús dijo a Pedro: «Coloca la espada en su lugar. ¿Acaso no voy a beber la copa que el Padre me ha dado?» (Evangelio según San Juan 18, 11)

  • Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Como este otro discípulo era conocido del sumo sacerdote, pudo entrar con Jesús en el patio de la casa del sumo sacerdote, (Evangelio según San Juan 18, 15)

  • mientras que Pedro se quedó fuera, junto a la puerta. Entonces salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, y habló con la portera, que dejó entrar a Pedro. (Evangelio según San Juan 18, 16)

  • La muchacha que atendía la puerta dijo a Pedro: «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre.» Pedro le respondió: «No lo soy». (Evangelio según San Juan 18, 17)

  • Los sirvientes y los guardias tenían unas brasas encendidas y se calentaban, pues hacía frío. También Pedro estaba con ellos y se calentaba. (Evangelio según San Juan 18, 18)

  • Simón Pedro estaba calentándose al fuego en el patio, y le dijeron: «Seguramente tú también eres uno de sus discípulos.» El lo negó diciendo: «No lo soy.» (Evangelio según San Juan 18, 25)

  • Entonces uno de los servidores del sumo sacerdote, pariente del hombre al que Pedro le había cortado la oreja, le dijo: «¿No te vi yo con él en el huerto?» (Evangelio según San Juan 18, 26)

  • De nuevo Pedro lo negó y al instante cantó un gallo. (Evangelio según San Juan 18, 27)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina