Encontrados 57 resultados para: Ramas

  • Deja a sus hijos bajo su protección y se tiende al abrigo de sus ramas; (Sirácides (Eclesiástico) 14, 26)

  • Sus hijos serán plantas sin raíces, sus ramas no producirán frutos. (Sirácides (Eclesiástico) 23, 25)

  • Extendí mis ramas como el pino: ellas se llaman Gloria y Gracia. (Sirácides (Eclesiástico) 24, 16)

  • Los retoños de los malvados casi no tendrán ramas, sus raíces no encontrarán más que roca dura. (Sirácides (Eclesiástico) 40, 15)

  • como el rosal en flor en primavera, como el lirio junto a la fuente, como ramas de un árbol oloroso en verano, (Sirácides (Eclesiástico) 50, 8)

  • o como cuando se apalean los olivos y sólo quedan dos o tres aceitunas en la copa o cuatro o cinco en las ramas del árbol, así será -palabra de Yavé, Dios de Israel. (Isaías 17, 6)

  • Cuando se secan las ramas, las quiebran y luego las mujeres les prenden fuego. Eso se debe a que este pueblo no quiere entender, por eso su Hacedor no se compadece de ellos, ni los perdonará el que los ha creado. (Isaías 27, 11)

  • Si dieras a conocer tu Nombre a tus contrarios, sería como llama que prende en las ramas secas o como el agua que borbotea en el fuego, y las naciones temblarían en tu presencia (Isaías 64, 1)

  • Olivo verde, hermoso por su fruto magnífico, éste era el nombre que te había puesto Yavé. Pero con gran estrépito, le prendió fuego a su follaje y se han quemado sus ramas. (Jeremías 11, 16)

  • "Hijo de hombre, ¿acaso la madera de parra vale más que las otras maderas o que las ramas de los árboles del bosque? (Ezequiel 15, 2)

  • La planta creció, llegó a ser una parra, baja de estatura pero fértil, que extendía sus ramas hacia el águila mientras sus raíces se hundían. La parra brotó y se convirtió en una vid grande, dio guías y sarmientos. (Ezequiel 17, 6)

  • Pero llegó otra águila, grande, de anchas alas, de tupido plumaje, y la parra dirigió sus raíces y sus ramas hacia ella, esperando encontrar más agua que la que tenía en su tierra. (Ezequiel 17, 7)


“Temos muita facilidade para pedir, mas não para agradecer”. São Padre Pio de Pietrelcina