Encontrados 331 resultados para: Saúl es engañado

  • Cuando David terminó de hablar con Saúl, Jonatán simpatizó con David y comenzó a quererlo como a sí mismo. (1 Samuel 18, 1)

  • Ese día Saúl guardó a David en su casa y no le permitió regresar donde su padre. (1 Samuel 18, 2)

  • David tenía éxito en todas las misiones que Saúl le encargaba, y él le confió el mando de su ejército. (1 Samuel 18, 5)

  • Todo el pueblo lo quería, incluso los oficiales de Saúl. Cuando David volvió con el pueblo después de haber derrotado al filisteo, las mujeres salieron de todas las ciudades de Israel al encuentro del rey Saúl, con tambores y arpas y con gritos de alegría. (1 Samuel 18, 6)

  • Las mujeres cantaban: «Saúl mató a mil, y David a diez mil.» (1 Samuel 18, 7)

  • Saúl se enojó mucho y el refrán no le gustó, pues comentó: «A David le han dado diez mil, y a mí me dan sólo mil; ahora, lo único que le falta es el reino.» (1 Samuel 18, 8)

  • A partir de ese día, Saúl miró a David con malos ojos. (1 Samuel 18, 9)

  • Al día siguiente, un espíritu malo, venido de Dios, cayó sobre Saúl, que comenzó a delirar en su casa. David, pues, como lo hacía otros días, empezó a tocar la cítara. Saúl tenía una lanza en su mano, (1 Samuel 18, 10)

  • Saúl veía que Yavé lo había abandonado y estaba con David. Por eso tuvo miedo de David. (1 Samuel 18, 12)

  • Estos éxitos de David hicieron que Saúl lo temiera más aún; (1 Samuel 18, 15)

  • Por esto, Saúl dijo a David: «Te voy a dar por esposa a mi hija mayor, Merob, con tal de que me demuestres tu valentía combatiendo por Yavé.» Al mismo tiempo, Saúl se decía: «No le voy a matar yo; es mejor que lo hagan los filisteos.» (1 Samuel 18, 17)

  • David dijo a Saúl: «¿Quién soy yo, y quién es mi familia? ¿Y de qué consideración goza la familia de mi padre en Israel, para que yo llegue a ser el yerno del rey?» (1 Samuel 18, 18)


“É sempre necessário ir para a frente, nunca para trás, na vida espiritual. O barco que pára em vez de ir adiante é empurrado para trás pelo vento.” São Padre Pio de Pietrelcina