Encontrados 441 resultados para: Sem

  • La semilla que cayó entre cardos, es aquel que oye la Palabra, pero luego las preocupaciones de esta vida y los encantos de las riquezas ahogan esta palabra, y al final no produce fruto. (Evangelio según San Mateo 13, 22)

  • La semilla que cayó en tierra buena, es aquel que oye la Palabra y la comprende. Este ciertamente dará fruto y producirá cien, sesenta o treinta veces más.» (Evangelio según San Mateo 13, 23)

  • Jesús les propuso otra parábola: «Aquí tienen una figura del Reino de los Cielos. Un hombre sembró buena semilla en su campo, (Evangelio según San Mateo 13, 24)

  • pero mientras la gente estaba durmiendo, vino su enemigo, sembró malas hierbas en medio del trigo, y se fue. (Evangelio según San Mateo 13, 25)

  • Entonces los trabajadores fueron a decirle al patrón: «Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, viene esa maleza?» (Evangelio según San Mateo 13, 27)

  • Jesús les propuso otra parábola: «Aquí tienen una figura del Reino de los Cielos: el grano de mostaza que un hombre tomó y sembró en su campo. (Evangelio según San Mateo 13, 31)

  • Es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece, se hace más grande que las plantas de huerto. Es como un árbol, de modo que las aves vienen a posarse en sus ramas.» (Evangelio según San Mateo 13, 32)

  • Después Jesús despidió a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron y le dijeron: «Explícanos la parábola de las malas hierbas sembradas en el campo.» (Evangelio según San Mateo 13, 36)

  • Jesús les dijo: «El que siembra la semilla buena es el Hijo del Hombre. (Evangelio según San Mateo 13, 37)

  • El campo es el mundo. La buena semilla es la gente del Reino. La maleza es la gente del Maligno. (Evangelio según San Mateo 13, 38)

  • Al desembarcar Jesús y encontrarse con tan gran gentío, sintió compasión de ellos y sanó a sus enfermos. (Evangelio según San Mateo 14, 14)

  • Terminada la travesía, desembarcaron en Genesaret. (Evangelio según San Mateo 14, 34)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina