Encontrados 24 resultados para: adversario

  • no acuses inmediatamente; ¿qué harás luego si tu adversario te contradice? (Proverbios 25, 8)

  • Defiende tu causa contra tu adversario, pero sin revelar los secretos de nadie, (Proverbios 25, 9)

  • Cuando el impío maldice a su adversario, la maldición recae sobre él. (Sirácides (Eclesiástico) 21, 27)

  • ¡Cualquier penuria pero no por culpa de un adversario! ¡Cualquier sentencia, pero no la dictada por una persona enemiga! (Sirácides (Eclesiástico) 25, 14)

  • Revive tu furor y derrama tu cólera; destruye al adversario y aplasta al enemigo. (Sirácides (Eclesiástico) 36, 6)

  • Me acordé, Señor, de tu misericordiadde tus intervenciones en el pasadoppues tú libras a los que en ti se apoyayy los salvas de manos del adversario (Sirácides (Eclesiástico) 51, 8)

  • Como un enemigo, ha preparado su arco, ha afirmado su derecha, como un adversario ha matado todo lo que encanta los ojos; en la casa de la Hija de Sión ha vertido su furor como fuego. (Lamentaciones 2, 4)

  • Trata de llegar a un acuerdo con tu adversario mientras van todavía de camino al juicio. ¿O prefieres que te entregue al juez, y el juez a los guardias que te encerrarán en la cárcel? (Evangelio según San Mateo 5, 25)

  • Mientras vas donde las autoridades con tu adversario, aprovecha la caminata para reconciliarte con él, no sea que te arrastre ante el juez y el juez te entregue al carcelero, y el carcelero te encierre en la cárcel. (Evangelio según San Lucas 12, 58)

  • En la misma ciudad había también una viuda que acudía a él para decirle: Hazme justicia contra mi adversario. (Evangelio según San Lucas 18, 3)

  • No se dejen engañar de ninguna manera. Primero tiene que producirse la apostasía y aparecer el adversario de la religión, el instrumento de la perdición, (2º Carta a los Tesalonicenses 2, 3)

  • Entonces se manifestará el adversario, a quien el Señor ha de barrer con el soplo de su boca y al que derribará cuando venga en su gloria. (2º Carta a los Tesalonicenses 2, 8)


“O homem sem Deus é um ser mutilado”. São Padre Pio de Pietrelcina