Encontrados 101 resultados para: ayuda divina

  • Dichoso aquel que al Dios de Jacob tiene de ayuda y pone su esperanza en el Señor, su Dios, (Salmos 146, 5)

  • Pero Judas declaró: «Fácilmente cae una muchedumbre en manos de pocos hombres, que para el Cielo no hay diferencia entre vencer con ayuda de muchos o de pocos. (1 Macabeos 3, 18)

  • ¿Cómo podremos resistirles, si no acudes en nuestra ayuda?» (1 Macabeos 3, 53)

  • Entonces el rey llamó en su ayuda a los judíos, que se reunieron en torno a él. Luego se dispersaron por la ciudad y mataron ese día cien mil hombres. (1 Macabeos 11, 47)

  • Entonces los de la fortaleza mandaron mensajeros a Trifón para que viniera pronto en su ayuda por el desierto y les trajera alimentos. (1 Macabeos 13, 21)

  • El año ciento setenta y dos, el rey Demetrio reunió un ejército y marchó a Media a buscar ayuda para luchar contra Trifón. (1 Macabeos 14, 1)

  • Pero ahora yo soy viejo, mientras que ustedes, gracias al Cielo, ya son hombres maduros. Ocupen mi lugar y el de mi hermano, y salgan a luchar por nuestra patria. ¡Que la ayuda del Cielo esté con ustedes!» (1 Macabeos 16, 3)

  • Salvados por Dios de grandes peligros, le damos gracias porque nos vino en ayuda contra el propio rey. (2 Macabeos 1, 11)

  • A consecuencia de la intervención divina se quedó mudo y no tenía esperanza de salvar su vida. (2 Macabeos 3, 29)

  • Entonces los cobardes y los que no tenían confianza en la justicia divina se dieron a la fuga. (2 Macabeos 8, 13)

  • Les enumeró todas las oportunidades en que Dios había venido en ayuda de sus padres, especialmente cuando hizo perecer ciento ochenta y cinco mil hombres de Senaquerib. (2 Macabeos 8, 19)

  • También les recordó lo que sucedió en Babilonia, en la batalla contra los gálatas, pues ese día ocho mil judíos combatían al lado de cuatro mil macedonios y, al encontrarse éstos en apuros, sus aliados judíos exterminaron solos a veinte mil enemigos, con la ayuda que les vino del cielo, y se apoderaron de un gran botín. (2 Macabeos 8, 20)


“Diante de Deus ajoelhe-se sempre.” São Padre Pio de Pietrelcina