Encontrados 27 resultados para: compartir

  • El patrón le contestó: «Muy bien, servidor bueno y honrado; ya que has sido fiel en lo poco, yo te voy a confiar mucho más. Ven a compartir la alegría de tu patrón.» (Evangelio según San Mateo 25, 21)

  • El patrón le dijo: «Muy bien, servidor bueno y honrado; ya que has sido fiel en lo poco, yo te confiaré mucho más. Ven a compartir la alegría de tu patrón». (Evangelio según San Mateo 25, 23)

  • era uno de nuestro grupo y había sido llamado a compartir nuestro ministerio común. (Hecho de los Apóstoles 1, 17)

  • y, al compartir nuestra fe, nos animaremos mutuamente. (Carta a los Romanos 1, 12)

  • Por eso les escribí: «Ojalá que cuando vaya no tenga que entristecerme a causa de los mismos que deberían ser mi alegría. Confío y estoy seguro de que todos podrán compartir mi alegría.» (2º Carta a los Corintios 2, 3)

  • nos recordaban, y con mucha insistencia, esa iniciativa generosa y ese compartir que es la ayuda a los santos. (2º Carta a los Corintios 8, 4)

  • Este servicio será para ellos una prueba concreta: darán gracias a Dios porque ustedes son consecuentes con el evangelio de Cristo y saben compartir generosamente con ellos y con todos. (2º Carta a los Corintios 9, 13)

  • Y ¿qué dice la Escritura? Echa a la esclava y a su hijo, porque el hijo de la esclava no puede compartir la herencia junto al hijo de la mujer libre. (Carta a los Gálatas 4, 30)

  • El que robaba, que ya no robe, sino que se fatigue trabajando con sus manos en algo útil y así tendrá algo que compartir con los necesitados. (Carta a los Efesios 4, 28)

  • Sin embargo, hicieron bien en compartir mis pruebas. (Carta a los Filipenses 4, 14)

  • Con este fin los llamó mediante el Evangelio que predicamos, y los destinó a compartir la gloria de Cristo Jesús, nuestro Señor. (2º Carta a los Tesalonicenses 2, 14)

  • Que practiquen el bien, que se hagan ricos en buenas obras, que den de buen corazón, que sepan compartir. (1º Carta a Timoteo 6, 18)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina