Encontrados 96 resultados para: confianza

  • Puso en mi boca un cántico nuevo, de alabanza a nuestro Dios. Muchos al verlo temerán y pondrán su confianza en el Señor. (Salmos 40, 4)

  • ¿Qué te abate, alma mía; ¿por qué gimes en mí? Pon tu confianza en Dios que aún le cantaré a mi Dios Salvador. (Salmos 42, 6)

  • ¿Qué te abate, alma mía; por qué gimes en mí? Pon tu confianza en Dios que aún le cantaré a mi Dios salvador. (Salmos 42, 12)

  • En ti pondré, oh Altísimo, mi confianza el día que tenga miedo. (Salmos 56, 4)

  • dile al Señor: "Mi amparo, mi refugio, mi Dios, en quien yo pongo mi confianza". (Salmos 91, 2)

  • ¡Que sean como ellos los que los fabrican y todos los que en ellos tienen confianza! (Salmos 115, 8)

  • Y cuando se hubo ganado su confianza, cayó de repente sobre la ciudad, y descargó un terrible golpe, matando a muchísima gente de Israel. (1 Macabeos 1, 30)

  • Infúndeles miedo, arruina la confianza que ponen en su fuerza; que sean derrotados y ya no se puedan recuperar. (1 Macabeos 4, 32)

  • Envía, pues, a una persona de tu confianza para que vea los estragos que nos han causado a nosotros y a las provincias del rey. Que los castiguen a ellos y a todos los que los apoyan.» (1 Macabeos 7, 7)

  • Una parte de ellos serán mantenidos en guarnición en las fortalezas del rey, y se concederá a algunos de ellos los puestos de confianza del rey; sus jefes serán elegidos entre ellos mismos y vivirán según sus leyes, como lo ha dispuesto el rey para la tierra de Judea. (1 Macabeos 10, 37)

  • Si tienes confianza en tus tropas, baja a la llanura y allí mediremos nuestras fuerzas, pues yo tengo conmigo el ejército de las ciudades. (1 Macabeos 10, 71)

  • En fin, Onías mostró que era del todo imposible defraudar a los que habían puesto su confianza en la santidad del Lugar y en la majestad inviolable de aquel Templo venerado en todo el mundo. (2 Macabeos 3, 12)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina