Encontrados 561 resultados para: creación de la mujer
Jesús estaba en Betania, en casa de Simón el Leproso. Mientras estaban comiendo, entró una mujer con un frasco precioso como de mármol, lleno de un perfume muy caro, de nardo puro; quebró el cuello del frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús. (Evangelio según San Marcos 14, 3)
Esta mujer ha hecho lo que tenía que hacer, pues de antemano ha ungido mi cuerpo para la sepultura. (Evangelio según San Marcos 14, 8)
Y les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación. (Evangelio según San Marcos 16, 15)
Sin embargo Elías no fue enviado a ninguna de ellas, sino a una mujer de Sarepta, en tierras de Sidón. (Evangelio según San Lucas 4, 26)
Yo les digo que entre los hijos de mujer no hay ninguno más grande que Juan Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de Dios es más que él. (Evangelio según San Lucas 7, 28)
En aquel pueblo había una mujer conocida como una pecadora; al enterarse de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, tomó un frasco de perfume, se colocó detrás de él, a sus pies, (Evangelio según San Lucas 7, 37)
Al ver esto el fariseo que lo había invitado, se dijo interiormente: «Si este hombre fuera profeta, sabría que la mujer que lo está tocando es una pecadora, conocería a la mujer y lo que vale.» (Evangelio según San Lucas 7, 39)
Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Cuando entré en tu casa, no me ofreciste agua para los pies, mientras que ella me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha secado con sus cabellos. (Evangelio según San Lucas 7, 44)
Jesús dijo después a la mujer: «Tus pecados te quedan perdonados». (Evangelio según San Lucas 7, 48)
Pero de nuevo Jesús se dirigió a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz.» (Evangelio según San Lucas 7, 50)
Juana, mujer de un administrador de Herodes, llamado Cuza; Susana, y varias otras que los atendían con sus propios recursos. (Evangelio según San Lucas 8, 3)
Entonces una mujer, que padecía hemorragias desde hacía doce años y a la que nadie había podido curar, (Evangelio según San Lucas 8, 43)