Encontrados 419 resultados para: engaño de jacob

  • Entonces Jacob le hizo la pregunta: «Dame a conocer tu nombre» Él le contestó: «¿Mi nombre?¿Para qué esta pregunta?» Y allí mismo lo bendijo. (Génesis 32, 30)

  • Jacob llamó a aquel lugar Panuel, o sea Cara de Dios, pues dijo: "He visto a Dios cara a cara y aún estoy vivo". (Génesis 32, 31)

  • Por esta razón los hijos de Israel no comen, hasta el día de hoy, el nervio del muslo, porque tocó a Jacob en la ingle, sobre el nervio del muslo. (Génesis 32, 33)

  • En cierto momento, Jacob vio algo: era Esaú que se acercaba con los cuatrocientos hombres. Distribuyó entonces a los hijos entre Lía, Raquel y las dos siervas. (Génesis 33, 1)

  • Levantó después la vista, y al ver a las mujeres y a sus hijos preguntó: «¿Qué tienen que ver todos estos contigo?» Jacob le respondió: «Son los hijos que Dios ha dado a tu siervo.» (Génesis 33, 5)

  • Entonces se acercaron las siervas de Jacob con sus hijos, e hicieron profunda reverencia; (Génesis 33, 6)

  • Le preguntó Esaú: «¿Qué significan todos aquellos grupos con los que me he encontrado?» Respondió Jacob: «Esos eran para ganarme tu favor.» (Génesis 33, 8)

  • Pero Jacob contestó: «No, por favor. Si realmente me quieres, acepta el regalo que te ofrezco, pues me he presentado ante ti como ante Dios, y tú me has acogido. (Génesis 33, 10)

  • Acepta, pues, el regalo que te he traído, ya que Dios me ha favorecido, y tengo de todo.» Jacob insistió tanto, que Esaú aceptó. (Génesis 33, 11)

  • Jacob le dijo: «Mi señor sabe bien que los niños son delicados, y tengo ovejas y vacas paridas, que si las hago andar muy apuradas, en un solo día todo el ganado menor morirá. (Génesis 33, 13)

  • Respondió Esaú: «Por lo menos acepta que se queden contigo algunos de los hombres que me acompañan.». Jacob replicó: «No es necesario si tengo paz contigo.» (Génesis 33, 15)

  • y Jacob se dirigió a Sucot, donde se construyó una casa e hizo chozas para sus rebaños; a esto se debió que aquel lugar fuese llamado Sucot (o sea, chozas). (Génesis 33, 17)


“Que o Espírito Santo guie a sua inteligência, faça-o descobrir a verdade escondida na Sagrada Escritura e inflame a sua vontade para praticá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina