Encontrados 738 resultados para: faraón de Egipto
Esta es la palabra de Yavé que llegó al profeta Jeremías referente a los filisteos, antes que el Faraón se apoderase de Gaza. (Jeremías 47, 1)
Y todavía nos cansábamos esperando el socorro. ¡Ilusión! Desde nuestros cerros no vimos llegar a Egipto, incapaz de salvarnos. (Lamentaciones 4, 17)
Tendimos a Egipto nuestra mano, y a Asur, para calmar el hambre. (Lamentaciones 5, 6)
Desde el día en que el Señor sacó a nuestros padres de Egipto hasta hoy, hemos sido desobedientes con él y nos hemos rebelado en vez de escuchar su voz. (Baruc 1, 19)
Por eso nos sobrevinieron calamidades y la maldición que el Señor dijo a su siervo Moisés el día que sacó a nuestros padres de Egipto para darnos una tierra que destila leche y miel. Vivimos entre desgracias hasta el día de hoy. (Baruc 1, 20)
Y ahora, Señor, Dios de Israel, tú que sacaste a tu pueblo de Egipto con firme mano, con señales y milagros, con gran poderío y brazo fuerte, haciendo así famoso tu Nombre hasta el día de hoy, (Baruc 2, 11)
Pero ese príncipe se rebeló contra el rey de Babilonia, envió mensajeros a Egipto para que le dieran caballos y un numeroso ejército. ¿Podrá tener éxito? ¿Podrá escaparse después de haber roto la alianza? (Ezequiel 17, 15)
El faraón no le enviará un gran contingente, con mucha gente, cuando se levanten terraplenes y torres para aplastar a los defensores. (Ezequiel 17, 17)
Pero como las naciones oyeron hablar de él, fue capturado en una fosa y llevado encadenado a Egipto. (Ezequiel 19, 4)
Les dirás esta palabra de Yavé: Hice un juramento a la raza de Jacob, el mismo día que elegí a Israel, me di a conocer a ellos en Egipto y les hice este juramento: Yo, Yavé, seré su Dios. (Ezequiel 20, 5)
Ese día, mano en alto, juré que los haría salir de Egipto a un país que había seleccionado para ellos, un país que mana leche y miel, el más bello de todos los países. (Ezequiel 20, 6)
Les había dicho: Lancen lejos de ustedes esas cosas que los seducen, no se ensucien con los ídolos de Egipto: yo soy Yavé su Dios. (Ezequiel 20, 7)