Encontrados 35 resultados para: fronteras

  • Las ciudades de los hijos de Judá en las extremidades meridionales por las fronteras de Edom, eran: Cabsel, Eder, Jagur, (Josué 15, 21)

  • Sus fronteras comprenden a Jezrael, Casalot, Sunen, (Josué 19, 18)

  • y fueron sus fronteras Jelcat, Halí, Betén, Ajzaf, (Josué 19, 25)

  • Mucho tiempo había transcurrido desde que Yavé dio paz a Israel en todas sus fronteras. (Josué 23, 1)

  • Es que Salomón mandaba, desde Tifsaj hasta Gaza, a todos los reyes al occidente del río Eufrates. Tuvo paz en todas sus fronteras. (1 Reyes 4, 24)

  • El restableció las fronteras de Israel desde la entrada de Jamat, hasta el mar Muerto, según la palabra que Yavé, Dios de Israel, había dicho por boca de su siervo el profeta Jonás, hijo de Amitai, que era de Gatjefer. (2 Reyes 14, 25)

  • hasta más allá de Tanis y Menfis, a todos los habitantes de Egipto, hasta las fronteras de Etiopía. (Judit 1, 10)

  • Aunque soy dueño del mundo entero y gobierno a incontables naciones, me he propuesto no dejarme llevar por el orgullo del poder y gobernar siempre con dulzura y bondad para que mis súbditos puedan gozar continuamente de una vida tranquila. Al mismo tiempo he procurado restaurar la paz deseada por todo el mundo, ofreciendo durante mi reinado los beneficios de la civilización y permitiendo el libre tráfico dentro de nuestras fronteras. (Ester 13, 2)

  • guarda en paz tus fronteras, te da del mejor trigo en abundancia. (Salmos 147, 14)

  • José y Azarías fueron derrotados y perseguidos hasta las fronteras de Judea, y aquel día cayeron cerca de dos mil israelitas. (1 Macabeos 5, 60)

  • Extendió las fronteras de su país y fue señor de su nación. (1 Macabeos 14, 6)

  • cuando le impuso sus fronteras al mar, un límite que no franquearían sus olas. Cuando ponía los cimientos de la tierra, (Proverbios 8, 29)


“Quando ofendemos a justiça de Deus, apelamos à Sua misericórdia. Mas se ofendemos a Sua misericórdia, a quem podemos apelar? Ofender o Pai que nos ama e insultar quem nos auxilia é um pecado pelo qual seremos severamente julgados.” São Padre Pio de Pietrelcina