Encontrados 34 resultados para: límites

  • La tercera suerte tocó a los hijos de Zabulón por sus familias: los límites de su posesión se extienden por el occidente hasta Sarid. (Josué 19, 10)

  • Y comienzan sus límites desde Helef y Elón en Senanin y Adami-Neceb, y desde Jabnel hasta Lecum, terminando en el Jordán; (Josué 19, 33)

  • después los límites vuelven hacia Azanottabor, al occidente, y de allí salen a Hucosa, limitando con Zabulón por el lado del sur, y con Aser por el poniente. (Josué 19, 34)

  • Y los límites de su herencia fueron: Saraa, Estaol e Irsemes, (Josué 19, 41)

  • sus límites fueron más allá del territorio que les correspondía, ya que los hijos de Dan avanzaron y atacaron a Lesem, y la tomaron; la pasaron después a cuchillo y la habitaron, llamándola Lesem-Dan, del nombre de Dan, su padre. (Josué 19, 47)

  • También a ti te librará de la angustia. una abundancia sin límites la reemplazará, y tu mesa rebosará de sabrosos manjares. (Job 36, 16)

  • cuando le fijé sus límites y le puse puertas y cerrojos (Job 38, 10)

  • Pusiste todos los límites de la tierra, y formaste el invierno y el verano. (Salmos 74, 17)

  • Fortificó las ciudades de Judea, así como Betsur, en los límites de Judea, donde se encontraban las fuerzas enemigas, y puso en ellas una guarnición judía. (1 Macabeos 14, 33)

  • Fortificó también a Jafa, junto al mar, y a Gazer, en los límites de Azoto, habitada antes por enemigos, y estableció allí colonos judíos, dotándolos de cuanto era necesario. (1 Macabeos 14, 34)

  • En su tiempo, los judíos consiguieron arrojar a los paganos de la provincia, especialmente a los de la ciudad de David, Jerusalén, donde habían construido una fortaleza de la que salían para profanar los límites del templo, causando graves ofensas a su santidad. (1 Macabeos 14, 36)

  • Restituye, pues, las ciudades que has arrebatado y los impuestos de los lugares que ocupas fuera de los límites de Judea. (1 Macabeos 15, 30)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina