Encontrados 169 resultados para: llegaron

  • Los paganos que se salvaron llegaron allá a anunciar a Lisias lo sucedido, y éste, (1 Macabeos 4, 26)

  • Estaban leyendo esta carta, cuando llegaron de Galilea otros mensajeros que rasgaron su ropa y les transmitieron este recado: (1 Macabeos 5, 14)

  • Llegaron a Efrón, ciudad importante y fuerte, situada en el camino. Necesariamente tenían que pasar por ella, ya que no había posibilidad de desviarse ni a la derecha ni a la izquierda. (1 Macabeos 5, 46)

  • y llegaron a la gran llanura después de pasar el Jordán frente a Betsán. (1 Macabeos 5, 52)

  • Los enviados de Judá partieron a Roma, donde llegaron después de un viaje largo. Allí entraron en el Senado y tomaron la palabra, diciendo: (1 Macabeos 8, 19)

  • La caballería se dispersó por la llanura y los fugitivos llegaron a Azoto, entrando en el templo de Dagón, su ídolo, para salvar su vida. (1 Macabeos 10, 83)

  • Entre tanto, Jonatán acampó con su ejército junto a las aguas de Genesaret y, muy de madrugada, llegaron a la llanura de Asor. (1 Macabeos 11, 67)

  • Así llegaron todos sanos y salvos al país de Judea. Lloraron a Jonatán y los suyos; todo Israel estuvo de duelo. (1 Macabeos 12, 52)

  • Entonces llegaron de Roma Neumenio y sus colegas, trayendo cartas dirigidas a los reyes y a las naciones, (1 Macabeos 15, 15)

  • Antíoco, y con él sus amigos, llegaron a ese lugar con el pretexto de desposarse con la diosa, pero querían apoderarse a título de dote de sus grandes riquezas. (2 Macabeos 1, 14)

  • Cuando esos sucesos llegaron a noticia del rey, pensó que toda Judea se había sublevado. Se puso furioso y, saliendo de Egipto, vino a tomar Jerusalén por las armas. (2 Macabeos 5, 11)

  • Entretanto Judas, por sobrenombre Macabeo, y los que estaban con él, entraban secretamente en los pueblos, llamaban a sus parientes y, reuniendo a los que habían permanecido fieles al Judaísmo, llegaron a juntar seis mil hombres. (2 Macabeos 8, 1)


“Se você não entrega seu coração a Deus, o que lhe entrega?” “Você deve seguir outra estrada. Tire de seu coração todas as paixões deste mundo, humilhe-se na poeira e reze! Dessa forma, certamente você encontrará Deus, que lhe dará paz e serenidade nesta vida e a eterna beatitude na próxima.” São Padre Pio de Pietrelcina