Encontrados 296 resultados para: presencia divina
Miren lo que puede la fe en su Nombre, pues en su Nombre acaba de ser restablecido este hermano al que ustedes ven y conocen. La fe que él nos inspira es la que lo ha sanado totalmente en presencia de todos ustedes. (Hecho de los Apóstoles 3, 16)
Te mandé a buscar en seguida y tú has tenido la amabilidad de venir. Ahora estamos todos aquí, en la presencia de Dios, dispuestos a escuchar todo lo que el Señor te ha ordenado.» (Hecho de los Apóstoles 10, 33)
Yo les contesté que los romanos no acostumbran entregar a un hombre sin que haya tenido la oportunidad de defenderse de los cargos en presencia de sus acusadores. (Hecho de los Apóstoles 25, 16)
Al ver los nativos a la víbora colgando de la mano de Pablo, se dijeron unos a otros: «Sin duda éste es un asesino. Aunque se haya salvado del mar, la justicia divina no lo deja vivir.» (Hecho de los Apóstoles 28, 4)
Enseñamos el misterio de la sabiduría divina, el plan secreto que estableció Dios desde el principio para llevarnos a la gloria. (1º Carta a los Corintios 2, 7)
A quien ustedes perdonen, también yo le perdono, y lo que he perdonado, si realmente tenía algo que perdonar, lo perdoné en atención a ustedes, en presencia de Cristo. (2º Carta a los Corintios 2, 10)
Se encuentran con facilidad vendedores de la palabra de Dios, pero nosotros actuamos por convicción; todo procede de Dios y lo decimos en su presencia, en Cristo. (2º Carta a los Corintios 2, 17)
«Las cartas son duras y fuertes, dicen algunos, pero tiene poca presencia y es un pobre orador.» (2º Carta a los Corintios 10, 10)
En Cristo Dios nos eligió antes de que creara el mundo,para estar en su presencia santos y sin mancha. En su amor (Carta a los Efesios 1, 4)
Pensando en todo esto, doblo las rodillas en presencia del Padre, (Carta a los Efesios 3, 14)
A causa de mí y con mi presencia, ustedes se sentirán todavía más contentos de Cristo Jesús. (Carta a los Filipenses 1, 26)
El, siendo de condición divina, no se apegó a su igualdad con Dios, sino que se redujo a nada, (Carta a los Filipenses 2, 6)