Encontrados 1693 resultados para: pueblo

  • Moisés contestó a su suegro: «El pueblo viene a mí para consultar a Dios. (Exodo 18, 15)

  • Acabarás por agotarte tú y este pueblo que está contigo; pues la carga es demasiado pesada para ti y no puedes llevarla tú solo. (Exodo 18, 18)

  • Ahora escúchame, te voy a dar un consejo, y Dios estará contigo. Tú serás para el pueblo el representante de Dios, y le llevarás sus problemas. (Exodo 18, 19)

  • Pero elige entre los hombres del pueblo algunos que sean valiosos y que teman a Dios, hombres íntegros y que no se dejen sobornar, y los pondrás al frente del pueblo como jefes de mil, de cien, de cincuenta o de diez. (Exodo 18, 21)

  • Ellos harán de jueces para tu pueblo a cualquier hora; te presentarán los asuntos más graves, pero decidirán ellos mismos en los asuntos de menos importancia. Así se aliviará tu carga pues ellos la llevarán contigo. (Exodo 18, 22)

  • Eligió hombres capaces de todo Israel y los puso al frente del pueblo como jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez. (Exodo 18, 25)

  • Ellos atendían al pueblo a toda hora para arreglar los problemas de menor importancia, y llevaban a Moisés los asuntos más delicados. (Exodo 18, 26)

  • Ahora, pues, si ustedes me escuchan atentamente y respetan mi alianza, los tendré por mi propio pueblo entre todos los pueblos. Pues el mundo es todo mío, (Exodo 19, 5)

  • Entonces Moisés bajó del cerro y llamó a los jefes del pueblo, y les expuso todas estas instrucciones que Yavé le había dado. (Exodo 19, 7)

  • Todo el pueblo a una voz contestó: «Haremos todo lo que Yavé ha mandado.» Luego Moisés llevó a Yavé la respuesta del pueblo. (Exodo 19, 8)

  • Yavé dijo a Moisés: «Yo vendré a ti en medio de una espesa nube para que el pueblo oiga cuando yo hable contigo y tenga fe en ti también para siempre.» (Exodo 19, 9)

  • Yavé dijo a Moisés: «Vuelve donde el pueblo y mándales que se purifiquen hoy y mañana; que laven sus ropas (Exodo 19, 10)


“Não há nada mais inaceitável do que uma mulher caprichosa, frívola e arrogante, especialmente se é casada. Uma esposa cristã deve ser uma mulher de profunda piedade em relação a Deus, um anjo de paz na família, digna e agradável em relação ao próximo.” São Padre Pio de Pietrelcina