Encontrados 179 resultados para: servicio

  • El niño Samuel estaba al servicio de Yavé y vivía junto a Helí. En aquel tiempo raras veces se oía la palabra de Yavé. Las visiones no eran frecuentes. (1 Samuel 3, 1)

  • Además, los hebreos que antes estaban al servicio de los filisteos y que habían subido con ellos al campamento, se incorporaron a los israelitas que estaban con Saúl y Jonatán. (1 Samuel 14, 21)

  • Llegó David donde Saúl y se quedó a su servicio. (1 Samuel 16, 21)

  • Este le tomó mucho cariño y lo hizo su escudero. Con esto, Saúl mandó decir a Jesé: «Te ruego que tu hijo David se quede a mi servicio, porque me cae bien.» (1 Samuel 16, 22)

  • Llamó entonces Jonatán a David, y le contó todo esto. Luego lo presentó a Saúl, para que volviera a su servicio como antes. (1 Samuel 19, 7)

  • David dijo a Aquís: «¿Qué he hecho yo y qué has visto en mí desde el día en que me puse a tu servicio hasta hoy? ¿Por qué no puedo ir a luchar contigo contra tus enemigos?» (1 Samuel 29, 8)

  • Mipibaal tenía un pequeño llamado Miká. Todos los que habitaban en la casa de Sibá estaban al servicio de Mipibaal. (2 Samuel 9, 12)

  • La joven era muy bella; estaba al servicio del rey y le hacía compañía; él, sin embargo, no tuvo relaciones con ella. (1 Reyes 1, 4)

  • Jeroboam era hijo de Nabat, efratita de Sereda. Su madre era una viuda llamada Cerva. Estaba al servicio de Salomón y también se levantó contra el rey. (1 Reyes 11, 26)

  • Entonces, el rey Roboam consultó a los ancianos que habían estado al servicio de Salomón mientras vivía. Les dijo: «¿Qué me aconsejan hacer con este pueblo?». (1 Reyes 12, 6)

  • Pero Roboam no hizo caso de este consejo y se fue a consultar también a los jóvenes que se habían criado con él y estaban a su servicio. (1 Reyes 12, 8)

  • Elías, del pueblo de Tisbé, en Galaad, dijo a Ajab: «Por la vida de Yavé, el Dios de Israel a cuyo servicio estoy, no habrá estos años lluvia ni rocío mientras yo no mande.» (1 Reyes 17, 1)


“A maior alegria de um pai é que os filhos se amem, formem um só coração e uma só alma. Não fostes vós que me escolhestes, mas o pai celeste que, na minha primeira missa, me fez ver todos os filhos que me confiava”.(P.e Pio) São Padre Pio de Pietrelcina