Encontrados 23 resultados para: trabajadores

  • Rueguen, pues, al dueño de la cosecha que envíe trabajadores a recoger su cosecha.» (Evangelio según San Mateo 9, 38)

  • Entonces los trabajadores fueron a decirle al patrón: «Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, viene esa maleza?» (Evangelio según San Mateo 13, 27)

  • Aprendan algo del Reino de los Cielos. Un propietario salió de madrugada a contratar trabajadores para su viña. (Evangelio según San Mateo 20, 1)

  • Al anochecer, dijo el dueño de la viña a su mayordomo: «Llama a los trabajadores y págales su jornal, empezando por los últimos y terminando por los primeros.» (Evangelio según San Mateo 20, 8)

  • Pero los trabajadores, al ver al hijo, se dijeron: Ese es el heredero. Lo matamos y así nos quedamos con su herencia. (Evangelio según San Mateo 21, 38)

  • Jesús entonces les dirigió estas parábolas: «Un hombre plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar y construyó una casa para el celador. La alquiló después a unos trabajadores y se marchó al extranjero. (Evangelio según San Marcos 12, 1)

  • Ahora bien, ¿qué va a hacer el dueño de la viña? Vendrá, matará a esos trabajadores y entregará la viña a otros.» (Evangelio según San Marcos 12, 9)

  • Jesús se puso a contar a la gente esta parábola: «Un hombre plantó una viña, la arrendó a unos trabajadores y después se fue al extranjero por mucho tiempo. (Evangelio según San Lucas 20, 9)

  • Pero los trabajadores, apenas lo vieron, se dijeron unos a otros: Este es el heredero, matémoslo y nos quedaremos con la propiedad. (Evangelio según San Lucas 20, 14)

  • Vendrá, hará morir a esos trabajadores y entregará la viña a otros.» Al oír esto, algunos dijeron: «¡No lo quiera Dios!» (Evangelio según San Lucas 20, 16)

  • El salario de los trabajadores que cosecharon sus campos se ha puesto a gritar, pues ustedes no les pagaron; las quejas de los segadores ya habían llegado a los oídos del Señor de los ejércitos. (Carta de Santiago 5, 4)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina