Encontrados 285 resultados para: victoria de josué

  • Pues en ese caso no podríamos hacer un pacto con ustedes.» Respondieron a Josué: «Servidores tuyos somos.» Josué les preguntó: «¿Quiénes son ustedes y de dónde vienen?» (Josué 9, 8)

  • Josué hizo alianza con ellos sin esperar una respuesta, y tanto él como los jefes de la comunidad prometieron respetarles la vida. (Josué 9, 15)

  • Entonces Josué reunió a los gabaonitas y les dijo, según lo decidido por los jefes:«¿Por qué han mentido y nos han dicho que vienen de muy lejos cuando viven en medio de nosotros? (Josué 9, 22)

  • Josué cumplió su promesa y no dejó que los israelitas los mataran, (Josué 9, 26)

  • Adonisedec, rey de Jerusalén, supo que Josué había conquistado y arrasado a Hay, tratándola junto con su rey del mismo modo que trató a Jericó y a su rey. Supo también que los gabaonitas habían hecho la paz con los israelitas para poder vivir en medio de ellos. (Josué 10, 1)

  • «Vengan a mí y ayúdenme a conquistar a Gabaón, porque ha hecho pacto con Josué y los israelitas.» (Josué 10, 4)

  • Los gabaonitas mandaron a decir a Josué al campamento de Guilgal: «No nos dejes solos, sino que ven hasta nosotros y ayúdanos, pues todos los reyes amorreos que habitan en la montaña se unieron en contra nuestra.» (Josué 10, 6)

  • Josué salió el mismo día de Guilgal con todos sus hombres y valientes guerreros. (Josué 10, 7)

  • Entonces Yavé dijo a Josué: «No los temas, porque los he puesto en tus manos y ninguno de ellos te podrá resistir.» (Josué 10, 8)

  • Josué subió de Guilgal, caminó toda la noche y cayó por sorpresa sobre los amorreos. (Josué 10, 9)

  • Yavé los derrotó. Los israelitas reportaron una gran victoria en Gabaón y los persiguieron por la subida de Betorón hasta llegar a Azecá y Maquedá. (Josué 10, 10)

  • Aquel día en que Yavé le entregó a los amorreos, Josué se dirigió a Yavé, y dijo a la vista de todo Israel: «Deténte, sol, en Gabaón, y tú, luna, en el valle de Ayalón.» (Josué 10, 12)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina