Encontrados 477 resultados para: Ciudades Fortificadas
El Señor me dijo: Proclama todas estas palabras en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, diciendo: Escuchen las palabras de esta Alianza y pónganlas en práctica. (Jeremías 11, 6)
Las ciudades de Judá y los habitantes de Jerusalén irán a gritar a los dioses a los que quemaron incienso, pero ellos no podrán salvarlos en el tiempo de su desgracia. (Jeremías 11, 12)
Porque tan numerosos como tus ciudades son tus dioses, Judá. Tan numerosos como las calles de Jerusalén son los altares que ustedes han erigido a la Ignominia, los altares para quemar incienso a Baal. (Jeremías 11, 13)
Las ciudades del Négueb están bloqueadas y nadie abre paso. Todo Judá ha sido deportado, deportado masivamente. (Jeremías 13, 19)
Yo los aventé con la horquilla por las ciudades del país. Dejé sin hijos a mi pueblo, lo hice perecer, porque no se apartaban de sus caminos. (Jeremías 15, 7)
y de las ciudades de Judá y de los alrededores de Jerusalén, de la Sefelá, de la Montaña y del Négueb, se traerán holocaustos y sacrificios, oblaciones e incienso, y se traerá el sacrificio de alabanza a la Casa del Señor. (Jeremías 17, 26)
Que ese día sea como las ciudades que el Señor destruyó sin arrepentirse; que oiga gritos por la mañana y un alarido al tiempo del mediodía, (Jeremías 20, 16)
a Jerusalén y a las ciudades de Judá, a sus reyes y a sus príncipes, para convertirlos en una ruina, una devastación, un motivo de estupor y una maldición, como sucede en el día de hoy; (Jeremías 25, 18)
Así habla el Señor: Párate en el atrio de la Casa del Señor y di a toda la gente de las ciudades de Judá que vienen a postrarse en la Casa del Señor todas las palabras que yo te mandé decirles, sin omitir ni una sola. (Jeremías 26, 2)
Levanta para ti mojones, colócate señales, fíjate bien en el sendero, en el camino que has recorrido. ¡Vuelve, virgen de Israel, vuelve a estas tus ciudades! (Jeremías 31, 21)
Así habla el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: De nuevo se dirá esta palabra en el país de Judá y en sus ciudades, cuando yo haya cambiado su suerte: ¡Que el Señor te bendiga, morada de justicia, Montaña santa! (Jeremías 31, 23)
Allí se establecerán Judá y todas sus ciudades, los agricultores y los que se desplazan con los rebaños. (Jeremías 31, 24)