Encontrados 137 resultados para: Contrario

  • Al contrario, el que no está circuncidado, pero observa las prescripciones de la Ley, será tenido por un verdadero circunciso. (Romanos 2, 26)

  • De ningún modo. De lo contrario, ¿cómo podría Dios juzgar al mundo? (Romanos 3, 6)

  • Entonces, ¿por medio de la fe, anulamos la Ley? ¡Ni pensarlo! Por el contrario, la confirmamos. (Romanos 3, 31)

  • Él no dudó de la promesa de Dios, por falta de fe, sino al contrario, fortalecido por esa fe, glorificó a Dios, (Romanos 4, 20)

  • Si ustedes viven según la carne, morirán. Al contrario, si hacen morir las obras de la carne por medio del Espíritu, entonces vivirán. (Romanos 8, 13)

  • Y si es por gracia, no es por las obras; de lo contrario, la gracia no sería gracia. (Romanos 11, 6)

  • Yo me pregunto entonces: ¿El tropiezo de Israel significará su caída definitiva? De ninguna manera. Por el contrario, a raíz de su caída, la salvación llegó a los paganos, a fin de provocar los celos de Israel. (Romanos 11, 11)

  • Considera tanto la bondad cuanto la severidad de Dios: él es severo para con los que cayeron y es bueno contigo, siempre y cuando seas fiel a su bondad; de lo contrario, también tú serás arrancado. (Romanos 11, 22)

  • No tomen como modelo a este mundo. Por el contrario, transfórmense interiormente renovando su mentalidad, a fin de que puedan discernir cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto. (Romanos 12, 2)

  • No te dejes vencer por el mal. Por el contrario, vence al mal, haciendo el bien. (Romanos 12, 21)

  • Por el contrario, revístanse del Señor Jesucristo, y no se preocupen por satisfacer los deseos de la carne. (Romanos 13, 14)

  • Al contrario, Dios eligió lo que el mundo tiene por necio, para confundir a los sabios; lo que el mundo tiene por débil, para confundir a los fuertes; (I Corintios 1, 27)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina