Encontrados 42 resultados para: Dame

  • Él le dijo: "Por favor, dame un poco de agua, porque tengo sed". Ella abrió un recipiente donde había leche y le dio de beber. Luego lo volvió a cubrir. (Jueces 4, 19)

  • Entonces Gedeón respondió: "Señor, si he alcanzado tu favor, dame una señal de que eres realmente tú el que está hablando conmigo. (Jueces 6, 17)

  • Después añadió: "Sólo te pido un favor: dame un plazo de dos meses para ir por las montañas a llorar con mis amigas por no haber tenido hijos". (Jueces 11, 37)

  • Amnón dijo a Tamar: "Tráeme la comida a la habitación y dame tú misma de comer". Tamar tomó los buñuelos que había preparado y los llevó a la habitación donde estaba su hermano Amnón. (II Samuel 13, 10)

  • "Dame a tu hijo", respondió Elías. Luego lo tomó del regazo de su madre, lo subió a la habitación alta donde se alojaba y lo acostó sobre su lecho. (I Reyes 17, 19)

  • Ajab dijo a Nabot: "Dame tu viña para hacerme una huerta, ya que está justo al lado de mi casa. Yo te daré a cambio una viña mejor o, si prefieres, te pagaré su valor en dinero". (I Reyes 21, 2)

  • Jehú partió de allí, y se encontró con Jonadab, hijo de Recab, que venía a su encuentro. Él lo saludó y le dijo: "¿Eres tan leal conmigo como yo lo soy contigo?". Jonadab respondió: "Así es". "Si es así, dame la mano", replicó Jehú. Él se la dio, y Jehú lo hizo subir a su carro, (II Reyes 10, 15)

  • Por eso, dame sabiduría e inteligencia, para que yo pueda guiar a este pueblo, porque ¿quién podría juzgar a un pueblo tan grande como el tuyo?". (II Crónicas 1, 10)

  • ¡Acuérdate, Señor, y manifiéstate en el momento de nuestra aflicción! Y a mí, dame valor, Rey de los dioses y Señor de todos los que tienen autoridad. (Ester 14, 12)

  • Diré a Dios: "No me condenes, dame a conocer por qué me recriminas". (Job 10, 2)

  • ¿Cuántas son mis culpas y mis pecados? Dame a conocer mi rebeldía y mi pecado. (Job 13, 23)

  • Señor, dame a conocer mi fin y cuál es la medida de mis días, para que comprenda lo frágil que soy: (Salmos 39, 5)


“No tumulto das paixões terrenas e das adversidades, surge a grande esperança da misericórdia inexorável de Deus. Corramos confiantes ao tribunal da penitência onde Ele, com ansiedade paterna, espera-nos a todo instante.” São Padre Pio de Pietrelcina