Encontrados 340 resultados para: Desierto

  • Él es como un matorral en la estepa que no ve llegar la felicidad; habita en la aridez del desierto, en una tierra salobre e inhóspita. (Jeremías 17, 6)

  • Porque así habla el Señor acerca de la casa real de Judá: Tú eras para mí como Galaad, como una cumbre del Líbano, pero juro que te convertiré en un desierto, en una ciudad deshabitada. (Jeremías 22, 6)

  • Porque el país está lleno de adúlteros -sí, a causa de la maldición, el país está de duelo, se han secado las praderas del desierto-: ellos corren hacia la maldad y emplean su fuerza para la injusticia. (Jeremías 23, 10)

  • a todos los reyes de Arabia que habitan en el desierto; (Jeremías 25, 24)

  • Así habla el Señor: Halló gracia en el desierto el pueblo que escapó de la espada; Israel camina hacia su descanso. (Jeremías 31, 2)

  • Así habla el Señor: En este lugar del que ustedes dicen: "Está desierto, sin hombres ni animales", en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, que están devastadas, sin hombres ni habitantes ni animales, se oirá de nuevo (Jeremías 33, 10)

  • Así habla el Señor de los ejércitos: En este lugar que está desierto, sin hombres ni animales, y en todas sus ciudades, habrá de nuevo un redil donde los pastores harán descansar a sus rebaños. (Jeremías 33, 12)

  • Y como el Señor ya no podía soportar las malas acciones y las abominaciones que ustedes cometían, su país se ha convertido en un desierto, una devastación y una maldición, y ha quedado despoblado, como en el día de hoy. (Jeremías 44, 22)

  • ¡Huyan, sálvese quien pueda, como un matorral en el desierto! (Jeremías 48, 6)

  • Sí, lo juro por mí mismo -oráculo del Señor-: Bosrá se convertirá en devastación, oprobio, desierto y maldición, y todas sus ciudades serán ruinas eternas. (Jeremías 49, 13)

  • La madre de ustedes ha sido humillada, está confundida la que los dio a luz. Ahora es la última de las naciones, un desierto, un páramo, una estepa. (Jeremías 50, 12)

  • Por eso las fieras del desierto habitarán allí con las hienas, y vivirán allí los avestruces; nunca más será habitada, y nadie morará allí de generación en generación. (Jeremías 50, 39)


“Meu Deus, perdoa-me. Nunca Te ofereci nada na minha vida e, agora, por este pouco que estou sofrendo, em comparação a tudo o que Tu sofreste na Cruz, eu reclamo injustamente!” São Padre Pio de Pietrelcina