Encontrados 31 resultados para: Esfuerzo

  • y se hizo anunciar a su padre: "Tu hijo José ha venido a verte". Israel, haciendo un esfuerzo, se sentó en su lecho, (Génesis 48, 2)

  • Después, David se ciñó la espada de Saúl por encima de su indumentaria, e hizo un esfuerzo para poder caminar, porque no estaba entrenado. Entonces David dijo a Saúl: "No puedo caminar con todas estas cosas porque no estoy entrenado". Y David se las quitó. (I Samuel 17, 39)

  • La bendición del Señor es la que enriquece, y nada le añade nuestro esfuerzo. (Proverbios 10, 22)

  • ¿Qué provecho saca el hombre de todo el esfuerzo que realiza bajo el sol? (Eclesiastés 1, 3)

  • No negué a mis ojos nada de lo que pedían, ni privé a mi corazón de ningún placer; mi corazón se alegraba de todo mi trabajo, y este era el premio de todo mi esfuerzo. (Eclesiastés 2, 10)

  • Pero luego dirigí mi atención a todas las obras que habían hecho mis manos y a todo el esfuerzo que me había empeñado en realizar, y vi que todo es vanidad y correr tras el viento: ¡no se obtiene ningún provecho bajo el sol! (Eclesiastés 2, 11)

  • Y también detesté todo el esfuerzo que había realizado bajo el sol, y que tendré que dejar al que venga después de mí. (Eclesiastés 2, 18)

  • ¿Y quién sabe si él será sabio o necio? Pero será el dueño de lo que yo he conseguido con esfuerzo y sabiduría bajo el sol. También esto es vanidad. (Eclesiastés 2, 19)

  • Y llegué a desesperar de todo el esfuerzo que había realizado bajo el sol. (Eclesiastés 2, 20)

  • Porque un hombre que ha trabajado con sabiduría, con ciencia y eficacia, tiene que dejar su parte a otro que no hizo ningún esfuerzo. También esto es vanidad y una grave desgracia. (Eclesiastés 2, 21)

  • ¿Qué le reporta al hombre todo su esfuerzo y todo lo que busca afanosamente bajo el sol? (Eclesiastés 2, 22)

  • ¿Qué provecho obtiene el trabajador con su esfuerzo? (Eclesiastés 3, 9)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina