Encontrados 18 resultados para: Higos

  • Cuando llegaron al valle de Escol, cortaron una rama de vid con un racimo de uvas, y tuvieron que llevarla entre dos, sostenida con una vara. También recogieron granadas e higos. (Números 13, 23)

  • y también le ofrecieron un trozo de torta de higos y dos racimos de pasas de uva. Con la comida él se reanimó, porque en tres días y tres noches no había comido ni bebido nada. (I Samuel 30, 12)

  • Luego dijo Isaías: "Traigan un emplasto de higos". Lo trajeron, lo aplicaron sobre la úlcera, y el rey se curó. (II Reyes 20, 7)

  • En aquellos días, vi gente en Judá que pisaba los lagares durante el sábado. Otros acarreaban gavillas y también cargaban sobre los asnos vino, uvas, higos y toda clase de cargas, para traerlos a Jerusalén en día sábado. Y yo los reprendí, mientras vendían sus mercaderías. (Nehemías 13, 15)

  • En seguida, entregó a su servidora un odre de vino y una vasija de aceite; llenó una bolsa con granos tostados de cebada, una torta de higos secos y panes puros; lo envolvió todo cuidadosamente y lo entregó a su servidora. (Judit 10, 5)

  • Luego dijo Isaías: "Traigan un emplasto de higos; aplíquenlo sobre la úlcera, y el rey sanará". (Isaías 38, 21)

  • Cuando quiero cosechar entre ellos -oráculo del Señor- no hay uvas en la viña, no hay higos en la higuera, y el follaje está marchito. (Jeremías 8, 13)

  • El Señor me hizo ver dos canastas de higos, puestas delante del Templo del Señor. Esto sucedió después que Nabucodonosor, rey de Babilonia, deportó de Jerusalén a Jeconías, hijo de Joaquím, rey de Judá, así como también a los príncipes de Judá, a los artesanos y a los cerrajeros, y se los llevó a Babilonia. (Jeremías 24, 1)

  • Una canasta tenía higos muy buenos, como brevas; la otra tenía higos muy malos, tan malos que no se los podía comer. (Jeremías 24, 2)

  • El Señor me dijo: "¿Qué ves, Jeremías?". "Higos, respondí; los higos buenos son muy buenos; los higos malos son muy malos, tan malos que no se los puede comer". (Jeremías 24, 3)

  • Así habla el Señor, Dios de Israel: Como a estos higos buenos, así miraré yo para su bien a los deportados de Judá que envié de este lugar al país de los caldeos. (Jeremías 24, 5)

  • Pero como a esos higos malos, que de tan malos no se los puede comer -sí, así habla el Señor- de esa misma manera, trataré a Sedecías, rey de Judá, a sus príncipes y al resto de Jerusalén, tanto a los que han quedado en este país como a los que habitan en el país de Egipto. (Jeremías 24, 8)


“Lembre-se de que você tem no Céu não somente um pai, mas também uma Mãe”. São Padre Pio de Pietrelcina