Encontrados 488 resultados para: Muerte

  • David, en efecto, pensaba: "Mi hijo Salomón es todavía joven y débil, y la Casa que hay que edificar para el Señor debe ser extraordinariamente grandiosa, de manera que se hable de ella y sea famosa en todos los países. Por eso, yo haré los preparativos". Así, David hizo grandes preparativos antes de su muerte. (I Crónicas 22, 5)

  • Dios respondió a Salomón: "Ya que me haces esta petición y no reclamas riquezas, ni posesiones, ni gloria, ni la muerte de tus enemigos, ni tampoco una larga vida, sino que pides sabiduría e inteligencia para juzgar a mi pueblo, del cual te he constituido rey, (II Crónicas 1, 11)

  • Hizo lo que es malo a los ojos del Señor, como los de la familia de Ajab, porque después de la muerte de su padre, ellos fueron sus consejeros para ruina de él. (II Crónicas 22, 4)

  • Después de la muerte de Iehoiadá, los jefes de Judá fueron a postrarse delante del rey, y este se dejó llevar por sus palabras. (II Crónicas 24, 17)

  • Cuando su poder real quedó plenamente afianzado, mató a los servidores que habían dado muerte al rey, su padre. (II Crónicas 25, 3)

  • Amasías, hijo de Joás, rey de Judá, vivió quince años después de la muerte de Joás, hijo de Joacaz, rey de Israel. (II Crónicas 25, 25)

  • A partir del momento en que Amasías dejó de seguir al Señor, se urdió una conspiración contra él en Jerusalén. Él huyó a Laquis, pero lo hicieron perseguir hasta Laquis y allí le dieron muerte. (II Crónicas 25, 27)

  • Él fue quien reconstruyó Elat y la recuperó para Judá después de la muerte del rey. (II Crónicas 26, 2)

  • El rey Ozías quedó leproso hasta el día de su muerte. Tuvo que habitar en una casa apartada, porque estaba excluido de la Casa del Señor a causa de su lepra. Su hijo Jotám estaba al frente del palacio real y gobernaba a todo el pueblo del país. (II Crónicas 26, 21)

  • El que no observe la Ley de tu Dios y la ley del rey será rigurosamente castigado con la muerte, la expulsión, la multa o la cárcel". (Esdras 7, 26)

  • Ellos desoyeron tus mandamientos y tú nos entregaste al saqueo, al cautiverio y a la muerte, exponiéndonos a las burlas, a las habladurías y al escarnio de las naciones donde nos has dispersado. (Tobías 3, 4)

  • Trátame ahora como mejor te parezca: retírame el aliento de vida, para que yo desaparezca de la tierra y quede reducido a polvo. Más me vale morir que vivir, porque he escuchado reproches injustos y estoy agobiado por la tristeza. Líbrame, Señor, de tanta opresión, déjame partir hacia la morada eterna y no apartes de mí tu rostro, Señor. Es preferible para mí la muerte, antes que ver tanta opresión en mi vida y seguir escuchando insultos". (Tobías 3, 6)


“O Coração de Jesus não deixará cair no vazio a nossa oração se ela for plena de fé e de confiança.” São Padre Pio de Pietrelcina