Encontrados 189 resultados para: Pablo en Corinto

  • Pablo respondió: «Estoy delante del tribunal del Emperador, y es aquí donde debo ser juzgado. Yo no hice ningún mal a los judíos, como tú lo sabes perfectamente. (Hechos 25, 10)

  • Como ellos permanecieron varios días, Festo expuso al rey el caso de Pablo, diciéndole: «Félix ha dejado a un prisionero, (Hechos 25, 14)

  • Lo que había entre ellos eran no sé qué discusiones sobre su religión, y sobre un tal Jesús que murió y que Pablo asegura que vive. (Hechos 25, 19)

  • No sabiendo bien qué partido tomar en un asunto de esta índole le pregunté a Pablo si quería ir a Jerusalén para ser juzgado allí. (Hechos 25, 20)

  • Al día siguiente, Agripa y Berenice llegaron con gran pompa y entraron en la sala de audiencias, rodeados de los tribunos y de los hombres más importantes de la ciudad. A una orden de Festo, trajeron a Pablo. (Hechos 25, 23)

  • Agripa dijo a Pablo: «Estás autorizado a defenderte». Entonces Pablo, extendiendo la mano, comenzó su defensa, diciendo: (Hechos 26, 1)

  • Cuando Pablo llegó a este punto de su defensa, Festo dijo en voz alta: «Estás loco, Pablo; tu excesivo estudio te ha hecho perder la cabeza». (Hechos 26, 24)

  • A lo que Pablo respondió: «No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que digo la verdad y hablo con sensatez. (Hechos 26, 25)

  • Agripa contestó a Pablo: «¡Un poco más, y me convences que me haga cristiano!». (Hechos 26, 28)

  • «No importa que se necesite poco o mucho para lograrlo, dijo Pablo. ¡Quiera Dios que no sólo tú, sino todos los que me escuchan hoy, lleguen a ser como yo..., pero sin estas cadenas!». (Hechos 26, 29)

  • Cuando se decidió que debíamos embarcarnos para Italia, confiaron a Pablo y a otros prisioneros a un centurión de la cohorte imperial, llamado Julio. (Hechos 27, 1)

  • Al día siguiente, llegamos a Sidón. Julio trató a Pablo con mucha consideración y le permitió ir a ver a sus amigos y ser atendido por ellos. (Hechos 27, 3)


“Para que se preocupar com o caminho pelo qual Jesus quer que você chegue à pátria celeste – pelo deserto ou pelo campo – quando tanto por um como por outro se chegará da mesma forma à beatitude eterna?” São Padre Pio de Pietrelcina