Encontrados 579 resultados para: Palabras
Y cuando todavía estés allí, hablando con el rey, yo entraré detrás de ti y confirmaré tus palabras". (I Reyes 1, 14)
y también pronunció estas palabras: ‘¡Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, porque ha permitido hoy que un hombre de mi descendencia esté sentado en mi trono, y que lo vean mis ojos!’". (I Reyes 1, 48)
Cuando Jirám oyó las palabras de Salomón, sintió una gran alegría y exclamó: "¡Bendito sea hoy el Señor, que ha dado a David un hijo sabio, para que esté al frente de ese pueblo tan numeroso!". (I Reyes 5, 21)
Ellos le hablaron así: "Si hoy te comportas como servidor de este pueblo, si te pones a su servicio y les respondes con buenas palabras, serán siempre tus servidores". (I Reyes 12, 7)
Había un viejo profeta que vivía en Betel. Sus hijos fueron a contarle todo lo que el hombre de Dios había hecho aquel día en Betel, y también le contaron a su padre las palabras que había dicho al rey. (I Reyes 13, 11)
Cuando Ajab oyó aquellas palabras, rasgó sus vestiduras, se puso un sayal sobre su carne, y ayunó. Se acostaba con el sayal y andaba taciturno. (I Reyes 21, 27)
El mensajero que había ido a llamar a Miqueas le dijo: "Mira que las palabras de los profetas anuncian a una sola voz buena fortuna para el rey. Habla tú también como uno de ellos, y anuncia la victoria". (I Reyes 22, 13)
El rey les preguntó: "¿Cómo era el hombre que subió al encuentro de ustedes y les dijo esas palabras?". (II Reyes 1, 7)
Pero uno de los oficiales le respondió: "No, majestad; Eliseo, el profeta de Israel, es el que comunica al rey de Israel las palabras que tú pronuncias aun en tu dormitorio". (II Reyes 6, 12)
Al oír las palabras de aquella mujer, el rey rasgó sus vestiduras; y como pasaba sobre el muro, la gente vio el cilicio que llevaba sobre su carne. (II Reyes 6, 30)
¿Piensas que la estrategia y el valor para el combate son cuestión de palabras? ¿En quien confías para rebelarte contra mí? (II Reyes 18, 20)
Eliaquím, hijo de Jilquías, el mayordomo de palacio, Sebná, el secretario, y Joaj, hijo de Asaf, el archivista, se presentaron ante Ezequías con sus vestiduras desgarradas, y le informaron de las palabras del copero mayor. (II Reyes 18, 37)