Encontrados 579 resultados para: Palabras

  • endurecieron su corazón como el diamante para no escuchar la instrucción y las palabras que el Señor de los ejércitos les había dirigido por su espíritu, por intermedio de los antiguos profetas. Entonces el Señor de los ejércitos se irritó profundamente. (Zacarías 7, 12)

  • Así habla el Señor de los ejércitos: Que se fortalezcan las manos de ustedes, los que escuchan en estos días, de la boca de los profetas, estas palabras pronunciadas desde el día en que se pusieron los cimientos de la Casa del Señor de los ejércitos, para la reconstrucción del Templo. (Zacarías 8, 9)

  • Ustedes cansan al Señor con sus palabras, y dicen: "¿En qué lo cansamos?". Cuando ustedes dicen: "Todo el que obra mal es bien visto por el Señor, y él se complace en ellos", o también: "¿Dónde está el Dios de la justicia?". (Malaquías 2, 17)

  • Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. (Mateo 7, 24)

  • Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. (Mateo 7, 26)

  • Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, la multitud estaba asombrada de su enseñanza, (Mateo 7, 28)

  • Y si no los reciben ni quieren escuchar sus palabras, al irse de esa casa o de esa ciudad, sacudan hasta el polvo de sus pies. (Mateo 10, 14)

  • Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado». (Mateo 12, 37)

  • Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, dejó la Galilea y fue al territorio de Judea, más allá del Jordán. (Mateo 19, 1)

  • Al oír estas palabras, el joven se retiró entristecido, porque poseía muchos bienes. (Mateo 19, 22)

  • El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. (Mateo 24, 35)

  • Cuando Jesús terminó de decir todas estas palabras, dijo a sus discípulos: (Mateo 26, 1)


“Caminhe sempre e somente no bem e dê, cada dia, um passo à frente na linha vertical, de baixo para cima.” São Padre Pio de Pietrelcina